El debate de la propiedad
Una vez verificada la autenticidad de los cuadernos de Azaña, el problema surge con la propiedad de los mismos. En 1984, cuando aparecieron en un armario de las dependencias policiales de la Puerta del Sol los documentos incautados por los nazis a Cipriano Rivas Cherif, se produjeron discusiones y desencuentros entre los descendientes de las familias Rivas y Azaña y de estos últimos con la Administración, que desembocaron en que muchos de los documentos no hayan salido a la luz.Manuel Azaña murió en Montauban (Francia) en 1940 sin descendencia y sin testamento. Su hermano Gregorio, sin embargo, tuvo hijos de dos matrimonios. Del primero, con Amparo Cuevas, nacieron cinco hijos, ninguno de los cuales vive en la actualidad. Uno de ellos, Pepita Navarro, tuvo una hija, María José Navarro Azaña, que es la actual usufructuaria de la casa de los Azaña en la calle de Alcalá. Otra hija de Gregorio, Ana, tuvo dos hijos, Manuel y Antonio Martínez Azaña, ambos residentes en Madrid. Hay dos hijas más del segundo matrimonio de Gregorio, Manuela y Enriqueta Azaña Moles, que también viven en Madrid y completan los cinco descendientes vivos del ex presidente de la República: dos sobrinas y tres sobrinos nietos.
Manuel Martínez Azaña, que habla en nombre de la familia, declara que ellos son los únicos y legítimos propietarios de los cuadernos. El enfrentamiento de 1984 se produjo porque aún vivía la viuda de Azaña, Dolores de Rivas, y su sobrino, Enrique de Rivas lbáñez, se presentó con un poder de su tía, por lo que el Ministerio de Cultura le dio acceso a los documentos -entre los que había papeles de Rivas Cherif- ante las protestas de los Azaña.
El plan del sobrino nieto de Azaña es recuperar los manuscritos y publicarlos, aunque la ministra Aguirre anunció la posibilidad de que pertenezcan al Estado.
Babelia
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