Expectación por si Castro acude a un acto de la Unesco sobre Mitterrand

La sede de la Unesco en París acoge ayer y hoy el coloquio internacional François Mitterrand. Paz y desarrollo, programado para el primer aniversario de la muerte del presidente francés, fallecido el 8 de enero de 1996. Personalidades políticas de diverso signo participan en estas jornadas para relacionar el pensamiento y la acción política del extinto dirigente socialista con las realidades de los distintos continentes. Como casi siempre ocurre con Fidel Castro, es su presencia, anunciada para hoy, la que concita todo interés.La conferencia de Cancún, el tercermundismo del inicio del doble septenato mitterrandiano y su posterior acomodarse a tradiciones más conservadoras, su papel en la construcción de la Unión Europea, ante la unificación alemana o la disgregación de la URSS, a sí como la timidez de su voluntad democratizadora aplicada por Mitterrand al continente africano son algunos de los temas a tratar por los ponentes.

El haitiano Jean Bertrand Aristide, el senegalés Habib Thiam, el rumano Petre Roman, el socialdemócrata alemán Oskar Lafontaine, el británico David Oweri, el también alemán Háns DietrichGenscher, el francés Jacques Delors, el egipcio Hosni Mubarak, entre otros, han precedido con sus discursos a quienes son las verdaderas estrellas de la reunión: el cubano Fidel Castro; los impulsores del hoy cuestionado proceso de paz en Oriente Próximo, Yasir Arafat y Simón Peres, y el recientemente sustituido secretario general de la ONU, el egipcio Butros Butros-Gali.La presencia del "líder máximo", confirmada varias veces por la propia Unesco, pero siempre sujeta a una confirmación de última hora y que genera también un cierto movimiento de protesta entre quienes ponen de relieve el carácter dictatorial del régimen, interesa también porque se especula con un eventual encuentro entre el dirigente cubano y el presidente francés.Puntualización de Chirac

Mitterrand tuvo también ayer su protagonismo en el acto protocolario de felicitación del Año Nuevo a la prensa acreditada por parte de su sucesor, Jacques Chirac. El presidente quiso salir al paso de las revelaciones de un libro sobre Mitterrand que señalan que fue éste quien le impulsó a disputar la carrera por el Elíseo. "No me envió intermediario de ningún tipo" en noviembre de 1994, pero en cambio sí es verdad que el 25 de agosto de 1994, "sí me dijo que debía presentarme. En cualquier caso, era un hombre cuyo pensamiento era muy difícil de descifrar

Chirac también declaró que, deseaba acelerar la reforma de la justicia francesa. La reforma consistirá fundamentalmente en cortar los vínculos orgánicos que unen a los magistrados al ministro de Justicia. Con ella se pretende garantizar la independencia de la justicia. La legitimidad judicial le mereció la siguiente reflexión: "El Ejecutivo y el Legislativo está sometidos a un control democrático, pero ¿quién elige a los jueces?".