Las 'autopistas de la información' quiebran el concepto clásico de propiedad intelectual
Las sociedades de autor empiezan a protegerse de la interactividad y el hipertexto'
Las autopistas de la información están asfaltadas de textos, gráficos, imágenes, programas. Por un lado, cada una de las páginas en circulación ha sido realizada por uno o más autores. Por otro, el usuario entusiasta hace uso indiscriminado y libre de todo lo que encuentra a su paso. La interactividad es una de las. reglas del juego. El hipertexto, el nuevo producto. Conceptos clásicos como los del derecho de autor o la propiedad intelectual se están viendo sometidos a la necesidad de una redefinición. Es probable que convivan en el futuro del ciberespacio dos tendencias: la de los que no teman, e incluso busquen, la autoría compartida y la de los que opten por el pago previo al acceso a sus obras.
"Para los autores y editores que ya han sufrido las dentelladas de las fotocopiadoras, la Net puede resultarles el fin del mundo", explica José B. Terceiro, autor de La sociedad digital. Sin embargo, Terceiro asegura que no es la disponibilidad del texto en las redes lo que lo hace vulnerable. "El mero hecho de que el texto esté en la red no complica el problema de la propiedad intelectual. Lo que lo complica es la nueva naturaleza del texto existente en las redes: el hipertexto", explica."Hoy, en un hipertexto, pinchamos uno de los links (enlaces) y podemos tener un trozo de música ilustrando uno de los pasajes; en otros podemos tener un gráfico o una representación estadística, y en un tercero, el texto lineal al que estamos acostumbrados. Y ese hecho, el que concurran en un mismo momento y espacio autorías de muy distinta procedencia, es lo que lo hace complicado".El derecho moral
Lo que se vulnera o lo que exige tal vez una reconsideración es lo que hasta ahora hemos llamado el derecho moral sobre una obra, que con estas innovaciones adquiere nuevas formas: es difícil sostener de quién es la autoría y si la obra es alterada, utilizada en contra de los deseos o intereses de algunos de los autores, o tergiversada. "Ese es un derecho fundamental", enfatiza Terceiro. "Como los nuevos medios lo que permiten es una gran facilidad en la manipulación de textos previos el autor tiene qué tener garantizado el derecho de integridad de su propia obra. Un cineasta que hace un filme tendrá que protegerse de la posibilidad, que menciona Bill Gates, de que en un próximo futuro podamos, con la televisión, poner nuestra cara a una película protagonizada por Rock Hudson".
"Claro que el nuevo derecho vendrá en contra de estas actividades realizadas con fines comerciales; a nivel doméstico no resulta dañino", matiza Terceiro, que en La sociedad digital señala que de aquí a algunos años los juristas tendrán que redefinir el concepto de derecho de autor. El pago electrónico se perfila como la solución -"es una tendencia imparable", dice Terceiro- para proteger los derechos de autor de los textos en las redes, aunque suponga también poner precio al acceso al conocimiento.
Teddy Bautista, presidente del consejo de dirección de la Sociedad General de Autores (SGAE), se encuentra entre los más interesados en salvaguardar esos derechos. "Dicen que somos la policía del ciberespacio", Comenta Bautista. "Pero nosotros no analizamos los contenidos, sólo la identificación del autor". En la SGAE no Sólo no están preocupados, sino que,. dado que la circulación de música e imágenes en movimiento en las redes es aún incipiente, les ha dado tiempo de poner el parche antes del agujero. "Puede haber a medio plazo obras y medios de difícil control, pero la solución está lista. Cada obra va a tener su ADN. De hecho, los discos compactos de ahora tienen ya el ISRC (International Standard Recording Code) o el ISMN (International Standard Music Numbering). En un caso se registra el disco y en el otro, obra por obra. Cuando estén circulando estas obras en Internet, cada sociedad tendrá los ID Vessels (navíos de identificación) para reconocer el rastro de cada obra".
Los tecnoheads -forofos cibernautas-, dicen que todas estas medidas son propias de una policía ciberespacial (en España, hay ya 320.000 usuarios de Internet, según las últimas cifras). "Nosotros no analizamos los contenidos, sólo la identificación del autor", refuta Bautista. "Es como marcar a las aves migratorias, a las que se le pone una anilla para seguir su huella. Nosotros sólo garantizamos a los autores que nos permiten administrar sus derechos que en el ciberespacio habrá. formas de control incluso más sencillas que las actuales".
En el último congreso de la CISAC (Confederation of Societies of Authors and Composers) de París, hace unos meses, se presentó el CIS (Common Information System), un nuevo estándar por el que todas las sociedades de autores del mundo codifican e identifican sus obras con un sistema común. "A partir de 1998 no circulará nada sin identificar. Pero aún hay que definir el sistema punitivo que permita aplicar castigos transfronterizos, la Interpol de la propiedad intelectual. El proceso de armonización está en marcha".
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