La llegada del antichiquito
Contra viento y marea, este mallorquín socarrón, histriónico y profundamente inmerso en la mística lúdico-filosófica del tetrahidrocannabinol, sigue defendiendo y sacándole un partidazo evidente a una propuesta artística que, por el momento, sigue siendo completamente inusual en nuestro país.¿Fabricar humor sin imitar a Chiquito de la Calzada? ¿Mezclando, además, arreglos, instrumentación y melodías de rock? ¿Hacerlo no ante millones de anónimos telespectadores, sino delante de un melenudo público, típico de una vieja sala de rock and roll y de colegueo noctámbulo, ahora proscrito por las gárgolas con mando en plaza? Pero, ¿cómo es posible que toleren tan ta subversión?
'Happening'
Daniel y la Quartet de Baño Band
Daniel Soler (voz y guitarra), Toni Pastor (guitarra y laúd), J. M. Estrada (bajo), Toby Taylor (batería) y Hugo Sócrate (percusión). Madrid, Sala Caracol. 1.300 pesetas. Jueves, 19 de diciembre.
Pues, como vamos para atrás como los cangrejos, resulta que sí, que es posible. Resulta que estamos ante las puertas del siglo XXI y que nos encontramos a estas alturas redescubriendo las sesiones de happening con risa al final.Pero mejor que mejor para Daniel, que, poco a poco, ha ido haciéndose con una nutrida parroquia en todo el país, aparte de haberse trabajado de forma notable su espectáculo en directo. En esta ocasión, su actuación servía para presentar en vivo su segundo disco, Flipando en colores, que sigue fielmente las guías de su primera y celebrada obra, El poder de flipar.
Como se ve, en ambos discos es ese verbo suburbano y conectado con el esponjoso atontamiento producido por las drogas blandas, el elemento aglutinador de un puñado de canciones que rezuman humor de barriada. Pues bien, la presentación derivó en celebración,. porque el público conocía ya en gran medida las 15 canciones del repertorio de Daniel y reaccionaba con jocundidad a los diferentes envites sonoros y escénicos de este bufón eléctrico.
La banda, exactamente la misma que le acompaña desde sus inicios hace años, rayó a inmejorable altura, con especial mención para ese monstruo de la guitarra que es Toni Pastor. La puesta en escena sigue siendo desternillante, con Daniel disfrazándose de lo que haga falta para interpretar El hombre- cucaracha, Colgados en un tren, Historia de un mechero, Esta ronda la pago yo o los temas recién llegados: el medievalista Flipando en colores o una descacharrante tonada titulada 20. 000 leguas de viaje submarino, en la que el autor es capaz de contar, rimando número a número, hasta alcanzar el clímax al llegar al muy celebrado guarismo con tintes eróticos. Con material así, a Daniel le queda poquísimo para erigirse en el antichiquito del panorama nacional. Él se lo ha ganado.
Babelia
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