Una exposición analiza la influencia de El Greco en Picasso y los modernistas

José Milicua, comisario de la exposición El Greco y su revalorización por el modernismo catalán, recordaba que el expresionista abstracto norteamericano Jackson Pollock cayó bajo el influjo de El Greco y en su Juventud realizó numerosos estudios de cuadros del pintor. Antes que él, muchos otros artistas modernos encontraron en el autor de El entierro del conde Orgaz, menospreciado por los academicistas, suficientes elementos para considerarlo su precursor. Entre ellos destacan los modernistas, que hace ahora un siglo erigieron en Sitges la primera estatua dedicada al pintor. Esta es la excusa para la exposición que hasta el 20 de marzo se presenta en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

Dos obras definen, en cierta manera, la exposición: Retrato de un pintor, obra de El, Greco fechada entre 1600 y 1605 en la que el artista retrata a su hijo Jorge Manuel, también pintor; y Retrato dé un pintor a partir de El Greco, realizada por Picasso en 1950. Es la primera vez en la historia que ambas obras se exponen juntas y también la primera, según explica Milicua, que se exhibe una muestra tan completa de la obra de El Greco en España fuera de las paredes del Museo del Prado.La exposición reúne un conjunto significativo de 25 cuadros de El Greco procedentes de diferentes colecciones y museos, entre los que destaca el Prado, que ha cedido seis obras para la exposición dentro del convenio de colaboración que firmaron hace meses la pinacoteca y el MNAC, José Milicua, profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra y miembro del patronato del Prado, ha querido que la exposición tuviera un triple interés. Por una parte, el evidente de acercar al público barcelonés la obra de El Greco, con piezas tan significativas como El caballero de la mano en el pecho, que podrá verse por primera vez restaurado, La Trinidad, El bautismo de Cristo y San Bartolomé. Por otra, se ha buscado que tuviera también un interés científico ya que se contraponen diversas versiones de un mismo tema que hasta ahora nunca se habían expuesto conjuntamente.

En este sentido, se presentan varios conjuntos, pequeños pero representativos, de Cristo llevando la cruz (tres versiones),San Francisco (cuatro); Magdalena (tres) y San Pablo (tres). Destaca una de las pocas obras de tema profano que realizó El Greco, Fábula, adquirida recientemente por el Museo del Prado, que a partir del 26 de enero podrá contrastarse con la versión de la misma obra del Museo de Edimburgo.

El último punto de interés es la relación que se establece entre la obra de El Greco y los modernistas catalanes y, de rebote, con las vanguardias artísticas de este siglo. La segunda parte de la exposición es, en este sentido, menos espectacular ya que, salvo excepciones destacables, la mayoría de piezas expuestas -de Rusiñol, Mir, Aleix Clapés y Ramon Pichot- son copias a partir de cuadros del artista cretense u obras influidas formalmente por su estilo. La exposición se completa con un grueso apartado documental, una serie de bocetos y pinturas de Picasso y un cuidado catálogo en el que se detallan no sólo el estado actual de los estudios sobre el artista, sino también su influencia en el arte posterior.