Solidaridad
Hace unos días fui a una parroquia cercana a mi domicilio par llevar ropa usada en buenas condiciones, sobre todo de mi hija de ocho años, que crece rápidamente y no da tiempo a que se estropeen las cosas. Mi sorpresa fue mayúscula cuando el sacerdote que me recibió me dijo (con cara de desprecio) que no se hacían cargo de ropa, "que daba vueltas de un sitio a otro y al final se tiraba". Yo alegué que en ocasiones anteriores la había llevado allí y sí lo habían aceptado, pero me dijo que la religiosa a la que yo se lo llevaba ya no estaba y ellos no querían sabe nada.Me fui sintiéndome impotente y preguntándome: ¿es que lo necesitados de tantos y tanto países, comenzando por el nuestro, sólo precisan de ayuda en dinero efectivo que tanto piden e multitud de campañas?-