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Aznar remacha que "no habrá ley de punto final" aunque confluyan intereses diversos

Javier Casqueiro

El PP y el Gobierno viven su momento más eufórico. La macroeconomía, los resultados de la cumbre de la UE en Dublín y los frutos de convenios de extradición sobre terrorismo llevaron ayer a José María Aznar a concluir que se empiezan a apreciar "los frutos" y "mejoras en el clima político y económico" por las medidas de su Gobierno. Aznar indicó que las únicas "perturbaciones" proceden de la herencia socialista, las relacionó con casos judiciales, como los que implican a Mario Conde, y remachó: "No habrá ley de punto final de ninguna clase, confluyan los intereses que confluyan".

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El PP celebró ayer su última Junta Directiva Nacional de 1996 en las mejores circunstancias teóricas posibles. Desde que ganó las elecciones en marzo, ha controlado sin excesivos traumas las renovaciones de 25 dirigentes regionales y provinciales en 68 congresos y ha aumentado en 15.000 sus afiliados.Aznar aprovechó ese mapa de buenos augurios para destacar que su Gobierno "ha estabilizado y descrispado el clima político", y achacó "las únicas perturbaciones a asuntos no generados ni propiciados" por su gestión. El presidente admitió que pueden estar "confluyendo diversos intereses" ante el cúmulo de asuntos judiciales pendientes que saltan a diario a los medios de comunicación. Fue Angel Acebes, coordinador general del PP, quien aseguró que Aznar fue tajante al asegurar que no habrá ley de punto final.

Sobre el escenario económico,tanto Aznar como Francisco Álvarez Cascos, secretario general del PP y icepresidente primero del Gobierno, apuntaron que las medidas aprobadas,"algunas muy criticadas por la oposición, empiezan a dar sus frutos". Aznar aventuró: "Las cosas van bien, y en 1997 van a ir mejor". Se refería a datos como inflación, ahorro, rentas familiares, hipotecas y recibos de luz y teléfono.

El año del empleo

Aznar mostró su determinación de que 1997 sea "el año del empleo, sobre todo para los jóvenes", y apostó porque España entrará desde el primer momento en la moneda única europea, para lo que anunció nuevas medidas liberalizadoras.A ese hilo de optimismo económico se agarró Álvarez Cascos para replicar a las encuestas que señalan un descenso en el apoyo popular. "Ahora se demuestra que Gobierno estaba en la buena línea", subrayó. E hizo su propio análisis de los datos aportados por el reciente sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), para destacar que, a tres años de unas eventuales elecciones, lo menos importante es la intención de voto.

El vicepresidente del Gobierno se mostró comprensivo con la opinión negativa de muchos encuestados sobre algunas "medidas traumáticas" adoptadas, y puso como ejemplo la congelación del sueldo a los funcionarios.

Cascos se atribuyó para el Partido Popular el voto de la mitad de los dos millones de funcionarios, y efectuó una comparación con la caída sufrida tras las elecciones de 1993 por el partido socialista. Resaltó que fue mayor que la actual del PP, pese a que entonces aún no se conocían los escándalos que salpicaron al PSOE en 1994.

Aznar admitió que los gobiernos socialistas disfrutaron de algún éxito parcial, en política económica, pero precisó que nunca se habían producido tantos logros globales como ahora. El presidente del Gobierno alternó el fondo eufórico de su informe con cautas llamadas "a la normalidad" y a combatir, el peligro del "exceso de optimismo". Cascos acogió esa alusión con ironía: "Ahora dirán que la buena situación se debe a la lluvia, pero algo habremos tenido que ver nosotros también".

El vicepresidente reclamó la participación de todos los miembros del PP, desde los ayuntamientos a los altos cargos, para contar las cosas buenas que ha hecho el Gobierno: "La propaganda la tiene que hacer el partido porque el Gobierno es institucional y los hechos tienen que ser objetivos".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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