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Tribuna:DE CULTO: DANIEL MÚGICA
Tribuna
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Misceláneas

Hay de todo en la noche, suele suceder, una cultura viva que nace en las entrañas de la ciudad. El grupo neoyorquino Marilyn Manson reúne en un local a quinientos jóvenes con color, rollo que se dice, ansias de modernidad. El grupo declara: nuestra música es fuerte, podemos herir la sensibilidad del espectador, somos el anticristo, queremos provocar el apocalipsis. Así que espero una visitación demoniaca. Comienza el teatrillo; los falsarios motivan al personal con saltos, chillidos y algaradas. Los chicos de Marilyn se han disfrazado de diablillos, cubiertos de vendas con pigmentos rojos, maquilladas las jetas de calaveras. Y es que el montaje huele, pero cala en un público entregado a los dictados, de los medios. Termina el espectáculo; un aliento gélido suspende en el aire. Me presentan a'Marilyn, el líder del grupo, un tipo que viste híbrido entre femenino y masculino, que observa a la gente desde su altura cercana a los dos metros con la arrogancia y el desprecio de alguien que ni es ni será Bob Dylan. Por aquí, a estos individuos se les denomina tolais. Es que no se puede predicar el apocalipsis y luego ser pusilánime o una imitación pésima de Tim Burton. He tenido suerte: he escuchado jaculatorias a la contra que no atemorizan a los gatos.Una cosa es cierta: la música de Marilyn Manson es potente y suena bien.

Prosigue la noche, que es tierna a ratos, cuando el mundo no parece un pañuelo, cementerios, cipreses.

Llego, a Soleá, un local reinaugurado en la Cava Baja. En las misceláneas hay horas brujas, se deambula del sonido siniestro al flamenco, de la mentira al sabor de un rioja, lo simple, lo maravilloso. En el sótano de abajo canta Pilar Almodóvar, gitana, hermosa, con una voz que sale del corazón y se quiebra como lluvia. Eriza la piel, y el alma. Arriba charlo con Pescao, cantaor, gitano y de Palencia. Se arranca por las buenas, le apetece, canta: en España, los viejos mueren de puntillas. Luego, mientras hablamos, escucho sus quejas. Ama a España, y España no le deja respirar porque es gitano, otros ámbitos. La policía le ha reclamado palabras y documentación hace unas horas. Eran payos, dice; su mujer es paya. Misceláneas, los grandes pueblos se construyen sobre esto, una textura de colores, sexos, idiosincrasias. Pescao y yo vamos apurando reglas de silencio y miradas; tiene el talento depurado en una frente de sonrisas, aunque también se adivina el sudor. Su mujer se lanza por sevillanas. Pescao recita y toca palmas. Me lo estoy pasando en grande. Estoy entrando en la noche que siempre deseé, ajena a las drogas y los navajeros y los tiburones. Es cierto que hay una nocturnidad diferente, donde zurean las palomas y no es necesario ser mártir.

Culto y refinado

Un árabe, debe serlo por la fisonomía, escucha el recital. Me lo presentan. Se llama Tarek y es palestino, de Hebrón. Vive aquí hace quince años. Tiene una empresa de consulting. Resulta refinado, extremadamente culto y afable. Por mi parte le reconozco mi raíz judía. Primó Levi escribía: un judío tiene el derecho y el deber de ser antiisraelí o proisraelí, judío de religión o de pueblo. Yo amo Israel, la he amado siempre, soy ateo y siento el judaísmo como un hecho de solidaridad. Charlamos sobre el conflicto de Oriente Próximo. Hallamos lugares comunes: Palestina merece y exige un Estado; Netanyahu no representa los anhelos de un pueblo, que quiere la paz. Hay un punto de discordia. Tarek dice que no. Yo digo que Jerusalén pertenece a Israel y es indivisible, antes, ahora y después. Palestina sigue siendo la comunidad más cultivada del mundo árabe, aunque los extremistas la perviertan. En Tarek hay algo muy de los suyos, una tranquilidad vital, una mirada inquietante. No resulta tan complicado sentar a una mesa a un judío y un palestino, se trata de voluntad, humana antes que política. De cualquier manera, la cultura es un bien común a todos, no una disciplina de élites perdidas en la irrealidad. La cultura brota de la realidad y la plagia, por fortuna. Camus lo escribía: el arte tiene vocación de reunir.Misceláneas: aunar tendencias, razas, clases sociales, géneros, la revolución y la paz, el combate y la ortodoxia, el día y desde luego una noche siempre diferida.

Te cuento lo que ocurre, compañero, compañera. La mixtura de los pueblos hace avanzar la historia hacia la utopía que es la libertad, hacia la idea de la vida que es la libertad. El cóctel de la propia vida es un corolario, un tornasol de pasiones e ideas. Judíos, árabes, negros, orientales, payos, un extremeño, un flamenco, un catalán, un vasco. Bajo todos ellos habita la pulsión de la existencia. Eso hermana.

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