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William Boyd: "La novela no es el mejor medio para la crítica política"

El autor presenta en castellano su novela 'La tarde azul'

"El mensaje de una novela debe estar más implícito que explícito para que merezca el nombre de arte. No creo que sea el mejor medio para la crítica política", dice William Boyd con tono juicioso. "Pero el escritor, al trabajar con los elementos de la vida, inevitablemente tiende a denunciar las injusticias", añade. Nacido en Ghana en 1952, Boyd representa a una generación de autores británicos de izquierda moderada para los que la literatura es una combinación de realismo e introspección, pero también, y quizá sobre todo, un ejercicio de imaginación. Con media docena de novelas traducidas a 20 idiomas, y una sólida reputación en su país, Boyd prueba de nuevo suerte en el mercado español con la versión en castellano de La tarde azul, publicada por Alfaguara.Hace tiempo que el cielo de Londres, que asoma por la ventana del estudio del escritor, en su agradable casita de Chelsea, dejó de ser azul, pero Boyd no piensa en la capital británica cuando- se sienta cada, día ante el ordenador. "Supongo que haber vivido los primeros 20 años de mi vida en Africa, primero en Ghana y luego en Nigeria, me ha dado una visión muy exterior del Reino Unido y de Londres, la ciudad donde vivo desde hace 13 años", explica Boyd. Lo cual significa que la totalidad de su obra se desarrolla en territorios extranjeros. O, mejor dicho, se ha desarrollado hasta ahora. "Por primera vez estoy trabajando en una historia que ocurre en Londres. Es asombrosa la cantidad de cosas que desconocía, y que estoy descubriendo ahora. El norte de Londres es un lugar ajeno para mí, es como el extranjero". Alto, ligeramente más grueso de lo que sugieren las fotografías de promoción, Boyd carece por completo de afectación y, contra todo pronóstico para un escritor que se confiesa seguidor de Evelyn Waugh y Graham Greene, admira a Fernando Pessoa.

"Lo que me cautiva de él es que llevaba la vida más anodina del mundo y por debajo de esa banalidad latía el más fascinante de los mundos. Pero su obsesión, su forma de encontrar orden en la vida era trabajar con un horario fijo, ir todos los días al café, cosas así". Como Pessoa, Kay Fischer, la protagonista. de La tarde azul, una joven arquitecta en el Los Angeles de los años treinta, lucha por ordenar su vida, aunque, tras una serie de sorprendentes episodios, llegará a la conclusión de que controlar la vida es aniquilarla de alguna forma. La tarde azul, una especie de thriller sentimental, se desarrolla básicamente en tres ciudades, Los Angeles, una Babel que Boyd conoce a fondo -entre otras cosas por su actividad como guionista cinematográfico-, Lisboa -"un lugar que visité. una vez hace ya muchos años"- y Manila.

"Todo lo que pretendo decir es que lo único importante en la vida -en sí misma una aventura con poco sentido- es el amor. Cualquier clase de amor. Y al final, la protagonista descubre que estaba equivocada, que el orden sólo está en el desorden y que la vida no acepta controles".

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