_
_
_
_
_

Los grandes grupos de poder en Rusia luchan por el favor del convaleciente Yeltsin

Pilar Bonet

La próxima vuelta del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, al Kremlin, tras más de cinco meses de incapacitación o actividad a medio gas, ha aumentado la pugna por el poder y a puesto muy nerviosos a los miembros de los dos equipos proyeltsinistas rivales, cuyos escandalosos choques influyeron en la salud del presidente durante la campaña electoral y se expresan hoy por medio de una lluvia de materiales comprometedores que socava la credibilidad de las instituciones del Estado.

Más información
El jefe de Gabinete no quiere periodistas 'incontrolados'
El presidente sale de la clínica

La guerra entre Anatoli Chubáis, el jefe del Gabinete presidencial, y Alexandr Korzhakov, el ex jefe del Servicio de Seguridad, por los favores del presidente -restablecido y dispuesto a tomar las riendas del poder, tan disputado durante su ausencia- se concentra hoy en la investigación sobre la caja con más de medio millón de dólares de dinero público que dos miembros del equipo preelectoral dirigido por Chubáis intentaron sacar de la sede del Gobierno el 19 de junio pasado sin papeles justificativos de su procedencia o finalidad.El intento de sacar la caja -que está documentado por escrito y mediante un vídeo de la detención e interrogatorio de los implicados: Serguéi Lisovski, uno de los directivos del primer canal de la televisión rusa y empresario del mundo del espectáculo, y Arkadi Evstáfiev, un estrecho colaborador de Chubáis- ha vuelto a dominar la política rusa tras la publicación de unos diálogos que Chubáis y otros dos responsables de la campana mantuvieron entre las dos vueltas electorales, según el diario Moskovski Komsomolets.

A tenor de la cinta magnetofónica, atribuida por el diario a servicios de seguridad, Chubáis, lliushin y un tercer personaje, que fue mal identificado por quienes transcribieron la grabación, telefonearon al fiscal general de Rusia, Yuri Skurátov, para que bloqueara la investigación del caso de la caja clandestina. Los implicados han negado la conversación, pero esta corresponsal ha hablado con un miembro del equipo electoral de Yeltsin que dijo haber asistido a ella y que aseguró que el diálogo publicado se había producido y su contenido era cierto. "Hubo caja, se repartieron sobres con dinero en efectivo y sin recibo a los artistas que actuaron por Yeltsin y se jugó sucio, pero eso fue necesario para impedir el triunfo de los comunistas", señalaron medios próximos a Chubáis.

Sobre este telón de fondo, la agencia oficial Itar-Tass anunció el jueves por la noche que el fiscal general, Yuri Skurátov, ponía bajo el control de la institución que dirige, y concretamente de su número dos Mijaíl Katishev, el expediente penal abierto sobre el asunto de la caja. Skurátov ha tomado esta decisión pese a que el artículo de Moskovski Komsomolets pone en entredicho su reputación al convertirlo en sospechoso de haber cedido a las presiones del equipo preelectoral de Yeltsin. En los próximos días, según Itar-Tass, serán interrogados, entre otros, Anatoli Chubáis; el ex ayudante en jefe de Borís Yeltsin, Víctor Iliushin; el ex jefe del Servicio de Seguridad, Alexandr Korzhakov, y el coronel Valeri Streletski, un subordinado de Korzhakov responsable de investigaciones de corrupción en el Gobierno.

Streletski, organizador de la operación que culminó con la detención de Lisovski y Yevstáfiev, pretendía demostrar que los organizadores de la campaña robaban, pero el asunto acabó costándole el puesto, algo después de la destitución de su jefe y del director del Servicio Federal de Seguridad, el 20 de julio.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Hasta ahora, el asunto había estado bajo la competencia de la fiscalía de Moscú, que basaba su actuación en el delito de gestión ilegal de divisas, una tipificación que desaparecerá del Código Penal a partir de enero.

En una reciente conversación con esta corresponsal, el coronel Streletski dijo que confiaba en la honestidad de la fiscalía moscovita, aunque esta institución había designado a un solo fiscal para la investigación y carece de medios para rastrear las transferencias internacionales hechas desde Moscú.

Las cuentas de la campaña

Según Streletski, la campaña de Yeltsin movió entre 1.000 y 1.500 millones de dólares (entre unos 125.000 y 188.000 millones de pesetas), varios centenares de los cuales fueron robados. Yeltsin había encomendado a Korzhakov controlar todos los gastos de la campaña, dijo Streletski, según el cual los servicios de seguridad estatales pueden organizar escuchas en instituciones estatales, "autorizadas y no autorizadas" por la Ley de Investigación Policial Operativa (aprobada en 1992). El jefe de la Comisión de Seguridad de la Duma Estatal, Víctor Iliujin, dijo ayer que Chubáis se negó a someterse al control financiero de Korzhakov y que las facturas de la campaña de Yeltsin superaron el billón de rublos (unos 25.000 millones de pesetas). Los gastos oficialmente permitidos eran de 14.000 millones de rublos (350 millones de pesetas).

Iliujin dijo también que hubo transferencias de millones de dólares a cuentas corrientes en Estonia, EE UU, Letonia y las islas Bahamas, y que el director de cine Nikita Mijalkov había recibido medio millón de dólares por sus películas de apoyo a Yeltsin. Según Ilijin, la revista anónima Dios no lo permita, un panfleto anticomunista que se repartió sobre todo en provincias, había costado más de 79.000 millones de rublos, y los anuncios en los medios de comunicación, 110.000 millones de rublos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_