El perro y el murciélago se asoman al exterior
Saura ha recortado El perro para las invitaciones de la inauguración de Después de Goya. Una mirada subjetiva, el martes, en tres espacios de Zaragoza. Sigue siendo su cuadro indiscutible. "El perro es el propio Goya tratado metafóricamente, que contempla despavorido el mundo exterior". Para el cartel y portada del catálogo ha seleccionado El murciélago, de Alfred Kubin, como uno de los monstruos que produce el sueño de la razón. "Es una obra muy simbólica que planea trágicamente sobre toda la exposición"."El año Goya ha servido para eliminar esa imagen convencional de un Goya como un ser elemental, inculto y sometido, a la presión del instinto" declara Saura. "Es un pintor genial que abre las puertas de la modernidad. Esa imagen baratamente romántica de Goya no es cierta. Goya pinta fenomenal, se codeaba con ilustrados de la época, como Jovellanos o Cea Bermúdez, y en varios textos defiende la modernidad". Para el pintor Saura, Goya no es su único abuelito. "He tenido otros afectivos y estéticos, como Velázquez, Rembrandt y otros muchos. Pero Goya es la definición más precisa de lo que es la pintura española: esa afirmación de ser humana por encima de todo lo accesorio, por encima del decorado y paisaje. En Goya, como en Velázquez o Zurbarán, el ser humano prima por encima de lo que hay alrededor, como una afirmación existencial. La exposición refleja esta afirmación prioritaria del ser humano, sumergido en los conflictos y dramas de la vida misma". Durante el montaje e a muestra, Saura recibe la notificación del premio Tomás Francisco Prieto 1996, de la Fundación Casa de la Moneda, con tres millones de pesetas, el diseño de una medalla y una exposición. "Goya y Rembrandt son los mayores grabadores. Goya está en toda su obra, hasta en la época rosa de los tapices".
Después de Goya -abierta al público hasta el 10 de enero- coincide en Zaragoza con la antológica Realidad e imagen, en el Museo de Zaragoza (unas 2.500 personas ven cada día a las majas con cristal); Goya y sus inicios académicos, en el Palacio de Sástago, y las muestras de grabados de Julio Zachrisson (edificio Pignatelli) y las carpetas Aún aprendo, de Saura, y la colectiva A Goya, en el paraninfo de la Universidad. El año Goya se cierra en febrero con sus tapices y dibujos en el Museo de Zaragoza.
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