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Olvera, la cuna del ministro que cambió el PER

"Será el pueblo del ministro de Trabajo, el pueblo del presidente de la patronal andaluza, pero aquí tenemos más de mil quinientos parados". Francisco Párraga, 38 años, es el alcalde socialista de Olvera, el pueblo de la serranía gaditana al que están vinculados por parentesco Javier Arenas, el ministro que firmó la tregua del PER, y Rafael Álvarez-Colunga, sucesor de Manuel Otero Luna al frente de los empresarios andaluces.Varias obras se han realizado o se están realizando en Olvera con fondos del PER: la estación de autobuses, una pista de tenis, un hotel, una residencia de ancianos... "Sin el PER, muchos de estos pueblos estarían abandonados", dice Párraga. "El PER es con diferencia la empresa que más invierte en Olvera y la que más trabajo da". En 1995, esas inversiones superaron los 150 millones de pesetas.

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El histórico acuerdo suscrito por Javier Arenas con los sindicatos puede enmendar la profecía de Eduardo Arenas, el padre del ministro, cuando decía que "en Olvera es muy difícil que haya un alcalde del PP. Aquí hay muchísimo PER". El ministro de Trabajo estuvo en agosto y ahora esperan a la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, que inaugurará la Vía Verde, una arteria ecológica que tiene como cuartel general la antigua estación ferroviaria de Olvera, por la que debería pasar un tren diseñado durante la dictadura de Primo de Rivera e inédito por las secuelas de la depresión del 29.

Bien comunicada

Olvera es ahora una localidad muy bien comunicada con media Andalucía. Ya es prehistoria la sentencia de Richard Ford en su periplo por la serranía de Ronda: "Las cabras y los contrabandistas siguen siendo los ingenieros de caminos de la Serranía". Ocho personas trabajan con fondos del PER en la pavimentación de la plaza Alfarería, junto al desaparecido pilar del Berenjeno, donde antaño abrevaban las bestias. Un capataz, dos oficiales, cuatro peones y un fontanero componen la cuadrilla. "Hasta que no lo lea en el BOE no sabré si es bueno o malo el cambio del PER", dice José Antonio Salas, 47 años, capataz de esta obra.Salas, como muchos olvereños, salió muy joven a buscar fortuna en el extranjero. "Mi primera salida fue para recoger la remolacha en Francia. Estuve en ese país trabajando en una fundición y en la Citröen". Se marchó soltero a Holanda, pero tenía claro su destino. "No conoces el idioma, sales poco y te dedicas a ahorrar. Primero ahorras para casarte. Te casas y ahorras para tener una vivienda. Esa es la única ilusión de la que vive un trabajador". Con esta obra del PER tienen para seis meses y ya han cruzado el paso del ecuador.

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