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Alemania se queda sola en su pretensión de endurecer el Pacto de Estabilidad del euro

Xavier Vidal-Folch

Alemania se quedó ayer sola en su pretensión de endurecer al máximo el Pacto de Estabilidad para después de iniciada la unión monetaria. Ni siquiera Holanda la apoyó en el Ecofin, el poderoso Consejo de ministros de Economía Finanzas de la Unión Europea (UE). Muchos países, entre ellos España, pidieron que se suavice la escala de multas propuesta por la Comisión (entre el 0,2% y el 0,5% del PIB). La mayoría se opuso, contra Bonn, a cuantificar la eximente de sanciones por causa de "circunstancias excepcionales y temporales". Los ministros ni siquiera aclararon el calendario del Pacto. La próxima reunión del Ecofin, que puede ser clave, es el 2 de diciembre.

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El Pacto de Estabilidad pretende fijar la eternidad de la política de convergencia y un consiguiente rigor permanente de las Haciendas de los Quince que las sitúe "cerca del equilibrio presupuestario", so pena de graves sanciones, como recordó el secretario de Estado de Finanzas alemán, Jurgen Stark, en ausencia del ministro, Theo Waigel.

El caballo de batalla, como se preveía, fue la cláusula que exime de las sanciones a quienes superen el techo tolerado de déficit (3% del PIB) cuando se produzcan "circunstancias excepcionales y temporales". Stark confirmó su postura contraria a la Comisión, que la había dejado abierta y sin cifras. Defendió la necesidad de acotar esas circunstancias, limitándolas a una recesión mínima de un 2% durante un año, para hacer creíble el pacto y que no se conviertan en un coladero, aunque mostró una cierta apertura al señalar que "no se pueden definir todas las excepciones de antemano" (catástrofe natural, terremoto ... ).

Pero ni siquiera su aliado, el holandés Gerrit Zalm, le hizo flanco en su pugna por acotar la eximente. "Podemos aceptar que vaya sin cifras, basta una definición verbal, aunque más severa, de lo que es una recesión significativa". El francés Jean Arthuis, el español Rodrigo Rato, el portugués Antonio Sousa..., todos se colocaron frente a Bonn. "La propuesta alemana de cuantificar corre el riesgo de convertirse en demasiado rígida en la práctica y, por tanto, de aparecer como poco creíble ante los mercados", sentenció el británico Kenneth Clarke. Además, algunos, como Rato, sostuvieron que la temporalidad debe exceder el año, pues los efectos de una recesión se suelen extender más.

Entre uno y los demás, surgieron voces llamando a una posición de compromiso, como la del belga Phillippe Maystadt. "La estructura de ingresos de cada país es distinta, por lo que una misma recesión puede tener impactos distintos en cada uno, luego no hay que fijar una cifra estricta común", sostuvo. ¿Solución? La de siempre en estas ocasiones, una horquilla -por ejemplo entre un 1% y un 2% de crecimiento negativo- que permita una flexibilidad de interpretación, caso por caso. El comisario de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, se apuntaba a la salida ecléctica.

Multas

Otro punto de desacuerdo fue la cuantía de las multas. La Comisión proponía sanciones (depósitos transformables en multas en caso de reincidencia en el déficit excesivo) progresivas, con una parte fija del 0,2% sobre el PIB, que aumentaría en una décima por cada punto de déficit excesivo, con un tope máximo del 0,5%. Hubo unanimidad en el tope, pero no en la severidad de las multas. "La mayoría opina que la parte fija debería situarse entre el 0, 1 % y el 0,2%", explicó el ministro español, Rodrigo Rato.

El representante alemán amenazó con aplazar el Pacto hasta junio próximo: "Si en el Consejo Europeo de Dublín [en diciembre] no hay acuerdo, lo volveremos a hablar en Arnsterdam", dijo. Y siguió: "Si el acuerdo es insatisfactorio, esperaremos, y llegaremos a acuerdos bilaterales con los países que accedan al euro".

[Alemania aprobó ayer un recorte de 2.000 millones de dólares. Por otra parte, Standard & Poor's pronostica que seis países no cumplirán: España, Suecia, Reino Unido, Italia, Portugal y Grecia.]

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