¿Es matar el cáncer la única forma de curarlo ?

Actualmente, el objetivo de la mayor parte de los tratamientos contra el cáncer es matar todas las células cancerosas posibles en la creencia de que ésta es la mejor forma de librar al organismo de la enfermedad.Pero en la revista especializada The Lancet de la pasada semana, tres especialistas en cáncer, entre ellos el profesor Harvey Schipper de la Universidad de Manitoba, afirman que nuevos conocimientos sobre cómo el cáncer se desarrolla, cambia y evoluciona con el paso del tiempo indican que un nuevo planteamiento podría ser más eficaz. Proponen que ya no se considere el cáncer como un hecho, sino como un proceso anormal en el que los sistemas reguladores que controlan el crecimiento celular fallan. Afirman que si se pudieran identificar los fallos de estos sistemas reguladores causantes del cáncer y corregirlos o anularlos quizás sería posible restablecer el control sobre las células cancerosas.

Los autores del artículo explican que el cáncer debería dejar de considerarse como algo que debe ser destruido. El tratamiento debería centrarse en detener el proceso que vuelve anormales las células en lugar de matar las células porque son anormales.

Este es un punto de vista muy diferente del que tienen la mayoría de los médicos. El año pasado, Schipper explicó en Journal of Clinical Oncology una teoría similar. En realidad, las células cancerosas tienen pocas anormalidades genéticas y, al fin y al cabo, estas células tienen más de normales que de anormales. Más bien responden frecuentemente con normalidad a señales externas procedentes de sus alrededores o de otras células del organismo.

Varios estudios han demostrado que ligeros cambios en elmedio ambiente de una célula cancerosa o una manipulación del proceso regulador, de una célula cancerosa que corrija un defecto en ese proceso puede alterar el desarrollo de un cáncer. Por ejemplo, en un estudio publicado en The Lancet hace tres años, un equipo del investigadores descubrió que un cáncer que se puede desarrollar en el estómago llamado linfoma de MALT se veía a menudo en estómagos infectados por una bacteria llamada helicobacter pylori que se sabe que causa úlceras. Los investigadores sospecharon que la bacteria podía estimular el crecimiento de las células con linfoma. Por eso, en un experimento, administraron a seis pacientes con linfoma de MALT un tratamiento con antibióticos para librarles de las bacterias. En cinco de los seis casos, el linfoma desapareció.

Ahora se sabe que otro cáncer llamado leucemia promielocítica aguda es causado por un receptor defectuoso de vitamina A que se encuentra en la superficie de estos glóbulos blancos. Los científicos saben que administrando a estos pacientes un potente medicamento parecido a la vitamina A es posible que estas células vuelvan a crecer normalmente.

Según Schipper y sus colaboradores, si se pudiera identificar el defecto que hace que las células sean cancerosas, quizá se podría restablecer el control sobre las células anormales y hacer que dejasen de crecer, volviesen a la normalidad o se autodestruyesen.

Para descubrir cómo se consigue esto, Schipper y sus coautores proponen que los investigadores del cáncer empiecen a centrarse más en el tratamiento de los procesos moleculares que dan pie al cáncer.

Por ejemplo, cuando a un paciente se le diagnosticase un cáncer de mama, se le practicaría una biopsia y las células a las biopsiadas serían analizadas para identificar los defectos funcionales que provocan el cáncer de esa persona concreta. Si luego el tumor empezase a crecer de nuevo, se practicaría otra biopsia, se analizarían las células y se tratarían los defectos responsables del nuevo crecimiento.

Es posible que este método no cure el cáncer todavía, dicen los investigadores, pero puede prolongar la vida durante muchos más años que los tratamientos actuales.