El anticastrismo exige la condena de Fidel
En tanto prosiguen las gestiones diplomáticas para facilitar la primera entrevista entre José María Aznar y Fidel Castro, aún no confirmada, los jefes de las Fuerzas Armadas chilenas abandonan Santiago como muestra de desagrado por la presencia del dirigente cubano, y arrecia la controversia entre los amigos y enemigos del revolucionario caribeño, que pasa por horas amargas. En conferencias de prensa e intervenciones públicas, destacadas figuras del exilio cubano reclaman de la sexta cumbre una explícita condena del régimen, y tres grupos de derechos humanos, activos en la isla, exigen cambios democráticos. "0jalá en Cuba tuviéramos a un general Pinochet", se sinceró María Márquez, presidenta de la organización Mujeres Luchadoras por la Democracia, con base en Miami.Muy a su pesar, el general citado por María Márquez, indiscutible comandante en jefe del Ejército, dictador entre 1973 y 1990, conoció a Castro dos años antes del violento golpe castrense contra el presidente Salvador Allende. Pinochet nunca ha ocultado su especial inquina por el barbudo caudillo, a quien supone detrás del fallido atentado contra su vida perpetrado por el grupo comunista Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) hace diez años.
Castro sigue siendo imprevisible, y aparte de su visita a la tumba de Salvador Allende, en la que estará acompañado por su viuda, Hortensia Bussi, y del mitin que en su honor ha organizado toda la izquierda chilena, no se descarta que visite algún barrio popular donde la izquierda mantiene una activa presencia. Entre otros muchos, le esperan en el otro bando los ex presos políticos Armando Valladares y el ex comandante guerrillero Hubert Matos.
Según fuentes diplomáticas, las gestiones de la entrevista entre Aznar y el presidente cubano, cuya no celebración constituiría una de las sorpresas de esta cumbre, se realizan con gran discreción para no crispar más unas relaciones bilaterales que atraviesan un momento delicado.
La Habana considera que el Partido Popular mantiene una actitud beligerante y apoya a los sectores más radicales del exilio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.