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Un matrimonio de Turín presenta la mayor colección privada de Salvador Dalí

Más de 500 obras únicas del pintor han permanecido ocultas en la casa de los Albaretto

Un matrimonio de Turín apellidado Albaretto ha guardado en su casa una enorme colección de obras de Salvador Dalí adquiridas durante décadas de relación con el pintor Marisa Vescovo, organizadora de la primera exposición de 140 piezas de esta colección desconocida -Salvador Dalí. La vida es sueño (Palacio Bricherasio de Turín), que incluye óleos tan famosos como el Cristo del Vallés o el dedicado a García Lorca-, afirma que los Albaretto tienen al menos 500 obras únicas de Dalí. El propio matrimonio prefiere no dar números. Pero sostiene que su colección es la mayor del mundo.

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23 óleos y más de 100 acuarelas

La noticia puede revolucionar, a los nueve años de su muerte, el mercado de la obra del pintor de Figueres, siempre revuelto por litigios de autenticidad y derechos de uso. "¿Números? ¿Quién los está dando? No, no decimos los cuadros que tenemos", protesta Mara Albaretto, empeñada en que la presentación de su colección proceda con prudencia. Tercia John Peter Moore, secretario y relaciones públicas de dalí en los años sesenta: "Yo no sé ni siquiera cuántas obras de Dalí tengo. Las amo y basta", dice el capitán, que hoy dirige su propio museo y hotel en Cadaqués.Pero giuseppe Albaretto es un italiano fogoso y ve las cosas de otra manera. "¿Quinientas obras, dicen? Son muchas más, lo que se ve en esta exposición es sólo una parte pequeña. Gala nos dijo siempre: 'Sois los primeros"', hace oír el coleccionista turinés entre las protestas de su esposa.

Estamos en plena corte del Divino Dalí, o en lo poco que queda de ella, porque, como comenta la señora Albaretto, "han muerto tantos..." Un mundo todavía marcado por buenas dosis de Kitsch y algunas notas surrealistas, en el que, en los años felices -señala Gonzalo Serraclara, hijo de un primo del pintor y abogado de los Albaretto en España-, "hubo quien conquistó posiciones de poder simplemente llevando coca colas, supliendo la incapacidad de Dalí para afrontar la vida cotidiana".

Los albaretto, en cambio, le llevaban los grifos de oro que todavía están en el castillo de Púbol, y la corona de oro y armiño que el rey Dalí se ponía. Ambos han cumplido hace tiempo los 70 años, y se presentan como médicos, dentista él, internista ella. Mara es hija de un industrial de Liguria.

De Giuseppe Albaretto, Pepe para los amigos de españa dice el capitán Moore en un aparte: "Estudió medicina, pero yo creo que no ha visto un diente en su vida. Era el hombre de negocios de los salesianos, y eso era mucho más importante. Recuerdo que en la boda de su hija, aquí en Turín, hubo incluso un cardenal. Él ha sido editor y por eso podía encargar muchas cosas a Dalí. Era un mecenas".

Cristiana Albaretto, la hija de Giuseppe y Mara, fue importante en la relación del matrimonio con el pintor, que la adoptó como ahijada. Dalí regaló a la chica dos huevos de avestruz y un cuerno de connotaciones fálicas, así como la cama de matrimonio que diseñó para ella. Ambas cosas están en la muestra.

"Conocimos a Salvador Dalí en 1956, en una fiesta en Figueres, y fue casi un flechazo", cuenta Mara Albaretto. "Durante años le acompañábamos a todas artes. Íbamos con él y con Gala al Hotel Maurice, en París, y al Saint Regis de Nueva York. Así conocimos a Farah Dibah, a Soraya, a Agnelli, Niarchos, al duque de Windsord, a los Rostchild... Fueron grandes años. Dalí decía que éramos su familia".

Encargos y compras

Simultáneamente, los Albaretto hicieron su colección. Algunas piezas fueron regalos, pero la mayoría encargos y compras. El García Lorca, de 1926, se lo compraron a Ana María, la hermana del artista. Por el Cristo del Vallés, -un cuadro que Dalí empezó a pintar para el Valle de los Caídos, hubieron de pujar frente a El Corte Inglés en favor de los damnificados por las inundaciones de la citada comarca catalana. Uno de sus cuadros lleva el título, escrito por Dalí, de El ángel de nuestra amistad. Otra piedra pintada incluye una dedicatoria.Nadie, ni siquiera el capitán Moore, "que es amigo desde hace 30 años", ha sabido lo que guardan en la casa entera que los Albaretto ocupan en Turín, con seguridad privada. ¿Cómo se explica? "Porque somos gente reservada", responde Mara. Habla de un atraco a mano armada, aunque no especifica daños. Personas que les conocen dicen que han recibido también muchas amenazas. Pero ahora que la existencia de la colección es noticia irreversible, Mara Albaretto comenta que le gustaría que la próxima exposición fuera en España- Y su fogoso marido deja caer ante una cámara de una televisión: "Me gustaría regalar a España el Cristo del Vallés y el cuadro de García Lorca".

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