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La derecha italiana convoca una gran marcha contra los presupuestos de Prodi

Gianfranco Fini asegura que serán más de 500.000 los italianos que protestarán, mañana en Roma contra los presupuestos elaborados por el Gobierno de Romano Prodi, y Francesco Storace, uno de sus adláteres, exige que la televisión estatal transmita el suceso en directo. Huele a venganza por la gran manifestación sindical contra la reforma de las pensiones que, en 1994, marcó la decadencia del Gobierno de Silvio Berlusconi. El Polo de las Libertades intenta que el Gabinete de centro izquierda viva el mismo calvario. Pero son las polémicas sobre el ministro Antonio Di Pietro su gran baza contra el Gobierno.La estrategia del centro derecha se apoya en un terreno bien abonado, ya que los impuestos serán el motivo de la protesta. Dejando de lado viejos entusiasmos europeístas, que ni Fini ni Berlusconi compartieron jamás a fondo, e ignorando que la UE acaba de decir que la terapia económica de Prodi puede bastar para que la lira se integre en el euro desde enero 1999, el número de ciudadanos a manifestarse contra la presión fiscal es potencialmente igual al de italianos.

Estarán, en primer lugar, los comerciantes, mayoritariamente ligados a la derecha, a la que sirvieron con sus protestas durante la campaña para las elecciones generales. Las pequeñas empresas comerciales son en Italia más de cuatro millones.

El malestar es mucho más amplio, entre otras cosas, porque Italia es uno de los pocos países donde la bajada de tipos de interés es mal acogida. Son millones los italianos que tienen invertidos sus ahorros en bonos que el Tesoro emite para financiar una deuda pública de más de 170 billones de pesetas (equivalente al 123% del Producto Interior Bruto), y todos consideran que el empeño de Prodi por moderar la inflación para que los intereses bajen implica un recorte sustancial de sus ingresos.

Un. tercer foco de protestas es el mundo empresarial, que ha ido corrigiendo su valoración inicial de la seriedad y estabilidad que ofrecía el Gobierno de Prodi, a medida que la lira se ha fortalecido como consecuencia de esas cualidades del Ejecutivo y las exportaciones han caído lejos del cénit que la lira devaluada había provocado los últimos dos anos. Giovanni Agnelli, presidente honorario de una Fiat que tiene este año problemas mucho más graves de los previstos, habla ya de recesión y no de crisis.

Un técnico que se aburre

Todo este malestar se ve potenciado por la escasa capacidad de comunicación del primer ministro, que no logra ponerse ya en sintonía ni siquiera con los que le votaron. A los seis meses de su elección, Prodi se comporta cada vez más como un técnico que se aburre con la especifidad teatral del juego político italiano.

La misma escasa comunicatividad del primer ministro pesa en el desarrollo de la polémica sobre Di Pietro y los rumores de corrupción que salpican insistentemente al ex fiscal símbolo de Manos Limpias y hoy ministro de Obras Públicas de Prodi. El Polo, con el entusiasmo de Berlusconi y alguna reticencia de Fini, pide la dimisión del ministro para abrir una crisis.

Di Pietro les facilita las cosas, porque, como él mismo dice, pierde los nervios. Acusa de difamación a la policía fiscal en la que él descubrió corrupción cuando era magistrado, discute en la prensa con el ex líder socialista Bettino Craxi, ataca a los verdes porque se unen a las críticas que le formula la oposición aunque están en el Gobierno. En general, demuestra escaso tacto político. Prodi se ha limitado a mantenerse fuera de estas tensiones. Sólo cuando Massimo D'Alema, secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS) se solidarizó con Di Pietro, expresó apoyo a su ministro.

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