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TRAGEDIA EN LOS GRANDES LAGOS

Las manos que saben hablar a la tierra

El éxodo de miles de hutus a Masisi provoca la huida masiva de los tutsis zaireños hacia Ruanda

Alfonso Armada

La lluvia menuda no apaga la pipa de Inzhabandura, adornada con incrustaciones de cobre y gastada por unas manos que saben hablar con la tierra. Un sombrero gris de alas duras y un guardapolvo tejido hace 100 años enmarcan su rostro negro cobrizo, surcado por un enjambre de arrugas como raíces. Sus 56 años parecen 76. Inzhabandura es tutsi, no habla otra lengua que el kinyaruanda y hace 17 años que partió a Zaire para cultivar la tierra en Masisi, al norte de la región de Kivu, donde miles de tutsis zaireños han vivido durante generaciones.Masisi comenzó a arder en abril, cuando las milicias hutus ruandesas que huyeron tras el genocidio y la derrota de su Ejército, los temibles interahamwe, se aliaron con los soldados y las autoridades zaireñas para provocar un éxodo tutsi. La limpieza étnica de hace más de dos años está a punto de volver ahora que centenares de miles de refugiados hutus, con los interahamwe disueltos en esa riada humana, han abandonado los campamentos y emprendido el camino de Masisi. La pipa de Inzhabandura no será fumada en Masisi.

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Inzhabandura es uno más entre los miles de refugiados del campamento de tránsito de Inyemeramihigo, a las afueras de Gisenyi, no lejos de la frontera zaireña. Inzhabandura es ruandés, pero la mayoría de los refugiados que esperan ser trasladados pronto al interior de Ruanda son zaireños tutsis. Escenas que podían verse cada día en los últimos dos años y medio en los campos de Katale (202.000 refugiados), Kibumba (194.000), Kahindo (112.000) o Mugunga (156.000), todos ellos enclavados cerca de la ciudad de Goma, la capital de la región zaireña de Kivu Norte. Campamentos en los que durante dos años y medio han vivido a duras penas, gracias a la ayuda internacional, los refugiados hutus y los asesinos. Ahora, ninguna de estas cifras, contenidas en el último informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de finales de septiembre, se corresponde con la realidad.

¿Hacia dónde lleva el pánico a los refugiados? Según todos los indicios, hacia el interior de Zaire. Paul Stromberg, portavoz de ACNUR, afirma que van hacia Masisi, donde el derrotado Ejército hutu ruandés estableció, con el consentimiento zaireño, una suerte de Estado Mayor para entrenar a sus tropas, conseguir armas y mantener vivo el espíritu de revancha: volver a Ruanda con las armas.

Buena parte de los tutsis de la región de Masisi, nacidos en Zaire, hijos de tutsis zaireños y de abuelos y bisabuelos zaireños, no quieren volver al país de Mobutu. Como Sebazungu Denis, de 77 años, y ojos velados por un glaucoma que hace todavía más tristes sus palabras. Es su sobrina, Rose, una maestra de 28 años, la que hace de traductora. Sebazungu Denis tiene recuerdos que vuelven más oxidada su mirada. En la primavera fue asesinado el comisario asistente André Mopape Seutuzi. Un tutsi que "trabajaba para el emperador", que es lo que viene a significar el apelativo Mopape. "Fue una de las primeras víctimas, después de que las autoridades zaireñas empezaran a instigar a la población contra los tutsis". La mayoría de los principales terratenientes de la región de Kivu que heredaron o se hicieron con las propiedades de los colonos belgas eran tutsis, y esa condición de terrateniente ha pesado en la animadversión de buena parte del campesinado local contra todos los tutsis.Pero lo que Sebanzugu recuerda todavía con dolor es el asesinato por los interahamwe de su hermano pequeño, Felicien, que contempló escondido en la floresta. "Le pincharon en los ojos con una lanza hasta que se los sacaron. Después, le clavaron la lanza en el costado y le cortaron en pedazos con machetes. Luego, tiraron los trozos al río. Y sólo", según Sebanzungu, "porque era tutsi".

Sebanzungu Denis confiesa una vieja devoción por el presidente del que sigue siendo su país, Mobutu Sese Seko: "Hizo que todas las tribus vivieran juntas". Pero la muerte cercana le ha hecho recapacitar, y su admiración por "el presidente Mobutu" se ha evaporado: "Ha fomen tado el apartheid contra los tutsis y las luchas tribales. Él ha sido el que ha encendido estos odios". Sebanzungu Denis no volverá a Zaire. Acaso encuentre en Ruanda un lugar donde pasar tranquilo los años que le quedan. Lo que nadie sabe es cuándo volverán los centenares de miles de refugiados hutus que ahora huyen desesperados hacia el Zaire más inhóspito e inaccesible, donde el humo de las pipas y las hogueras no hablan precisamente de paz.

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