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Alfonsín reemprende su carrera política con un mitin ante 25.000 personas

Juan Jesús Aznárez

Trece años después de recuperada la democracia en Argentina, el ex presidente Raúl Alfonsín reapareció, públicamente en un acto que convocó a 25.000 personas y confirmó el interés del veterano político por disputar nuevamente la presidencia del Gobierno en las elecciones de 1999. Desarbolado por la hiperinflación y otras graves circunstancias, Alfonsín tuvo que abandonar el mando en 1989, seis meses antes de concluir su mandato. La noche del miércoles apostó con riesgo: de no haber sido masiva, la concentración del estadio de Ferro hubiera limitado sus ambiciones políticas.Su discurso fue mitinero, encendido, sin apenas concesiones al Gobierno del presidente Carlos Menem, cuya gestión descalificó en los 58 minutos de intervención. Se soltaron globos blancos y rojos en las tribunas, fueron muchos los aplausos, y la profusión de banderas y pancartas del centenario movimiento destacaron el optimismo militante. "¡Qué bien que estábamos cuando estábamos mal. Volvé Raúl!", animaban por escnito los alfonsinistas en el cartelón de la presidencia. Nadie faltó a la cita, tampoco los cuadros más relevantes de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR), contrarios a las pretensiones del anterior jefe de Gobierno bien porque estorba las propias, o temiendo su fracaso. De momento, los encuestadores conceden a Alfonsín una intención de voto que oscila entre el 12% y el 3%.

"En el 89, querían sacamos escupiendo sangre para imponer una política de entrega y recesión", afirmó Alfonsín, con un verbo todavía vigoroso. "Se vendieron las joyas de la abuela, pero también los muebles, los cuadros y la casa", agregó en referencia a la apertura económica y privatizaciones del Ejecutivo de Menem. "La sociedad argentina está harta de tanta frivolidad, inmoralidad y corrupción", fustigó. Luego aconsejó al Gobierno echar mano de los fondos reservados ",para dar de comer a los argentinos que pasan angustias".

Lucha interna en el partido

La reaparición de Raúl Alfonsín, de 69 años, escasamente interesado en la jubilación, asegura una sorda pugna en las filas radicales por el liderazgo y candidatura presidencial del partido entre el alcalde de Buenos Aires, Fernando de la Rúa, a su derecha, y Rodolfo Terragno, a su izquierda, presidente de la UCR. El curso de los acontecimientos parece: indicar que sus aspiraciones tienen posibilidades en unas elecciones intemas.

El tiempo lleva al olvido, pero la figura del ex presidente permanece más asociada al fracaso del último tramo de su administración que a sus esfuerzos por recuperar la democracia, después del ruinoso intervalo impuesto por la dictadura militar (1976-1983). Tampoco entre el radicalismo se entendió bien el Pacto de Olivos con Menem, que incorporó valiosos contenidos a la Constitución, pero abrió el camino a la reelección presidencial con una enmienda, que invocó con éxito el actual presidente para aspirar de nuevo al puesto y repetir mandato.

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