La calidad de vida también vota
El 59% de los hombres y el 49% de las mujeres pesan más de lo debido en Estados Unidos
Jane Tobias, una empleada de banca de Nueva York de 35 años, es socia de dos gimnasios, y cada día, al acabar el trabajo, dedica dos o tres horas al ejercicio físico. "Me encanta, me siento mejor. Es ya un hábito y si no lo hiciera, estaría de mal humor todo el día". Como millones de norteamericanos que se preocupan de su salud, Jane se siente más cercana a Bill Clinton. Votará por él "porque es más joven y hace ejercicio, y el otro no hace nada, ¿no? Me parece que Clinton tiene un punto de vista más como el mío, aunque a él le haría falta todavía un poquito más de actividad física".En 1980, uno de cada cuatro norteamericanos tenía problemas, de obesidad. En 1996, la proporción es uno de cada tres, a pesar de que se ha multiplicado el consumo de alimentos bajos en grasa, colesterol y azúcar. La pasión por el ejercicio desborda los gimnasios, pero las clases de educación física disminuyen en las escuelas. La alimentación sana no evita el consumo de comida basura, el ejercicio físico es irregular y la salud está sometida a contradicciones impuestas por el estilo de vida y el mercado.Jane Tobias pertenece a dos gimnasios porque cuando acaba, baba de renovar su afiliación con el suyo se encontró con otro que le ofrecía más servicios. Va primero al de siempre, en donde además trabaja su preparadora, y luego al nuevo, en el que tiene el último grito en aparatos de musculación, cintas de jogging y sauna. Aunque su sueldo (unos cinco millones de pesetas al año) no es nada del otro mundo, especialmente viviendo en Nueva York, pagó unas cuotas de ingreso de 37.500 pesetas ,y abona otras 12.000 en cada uno de los dos clubes.Para tratar de contrarrestar la tendencia a la gordura o simplemente para estar en forma, el 58% de los norteamericanos hacen ejercicio físico de forma esporádica, y de entre ellos, 20 millones se lo toman más en serio, como Jane, y acuden con regularidad a los 12.500 gimnasios y clubes deportivos repartidos por el país. Curiosamente, ése es el número aproximado de establecimientos que tiene la cadena McDonald's en EE UU.Las estadísticas de la gordura hablan de 58 millones de personas con exceso de kilos, pero pueden ser estimaciones tímidas, porque en la reunión de la Asociación para el Estudio de la Obesidad, celebrada el 15 de octubre en Colorado, se han manejado datos oficiales para afirmar que, por primera vez, el número de personas con kilos de más es superior al de la gente que pesa lo adecuado según su estatura: el 59% de los hombres y el 49% de las mujeres pesan más de lo que deberían. Hay 300.000 muertes anuales atribuidas a la obesidad.
Además de sentirse mejor con su doble dosis de ejercicio físico, Jane Tobías no desprecia el aspecto social de su actividad: "Tengo muchos amigos y es muy divertido observar a los nuevos, espiar los comportamientos de la gente en el gimnasio. Y algunas veces se sale a tomar algo después. ¡Los viernes. por la tarde es como un cóctel!".
Las ventajas no terminan ahí. Jane tiene que vigilar menos su dieta: "Me cuido un poquito, pero puedo comer casi lo que quiero".
A pesar del frenesí del ejercicio y de la vida sana, a pesar de la obsesión con el contenido de grasa en los alimentos, los norteamericanos se mueven menos y comen más, están más atados que nunca a la televisión, el ordenador y el coche, y comen fuera de su casa la tercera parte de los alimentos que ingieren: comida rápida, grasienta e hipercalórica, o comida de restaurante, a base de grandes raciones. La ración habitual de patatas fritas tiene 540 calorías, cuando la recomendación oficial es de 220. La mayor parte de restaurantes de carne sirven una ración doble de lo aconsejado.
Bill Clinton, por edad y aficiones, conecta bien con el electorado que sufre estas contradicciones, y ésa es una de las razones que tiene el norteamericano medio para identificarse más con él, que con Dole.
"Comemos los vegetales que vienen con las hamburguesas"
El Centro para la Ciencia y el Interés Público (CSPI), fundado hace 25 años, es el estandarte de la cruzada de salud y nutrición y el terror de los restaurantes de comida rápida. Su objetivo es cambiar los hábitos alimentarios. Está respaldado por los 800.000 suscriptores de su revista mensual y tiene un presupuesto anual de más de 1.600 millones de pesetas.Pregunta. ¿Por qué los norteamericanos están tan obsesionados con la alimentación, la salud y la forma física?
Respuesta. Hay pruebas muy poderosas de cómo la dieta y el ejercicio afectan a la salud, de que mejorar los hábitos alimentarios y el ejercicio físico salvan tantas o más vidas como dejar de fumar. Los europeos no entienden la importancia de un tipo de vida sano. Los norteamericanos lo entienden, aunque no hacen lo suficiente.
P. ¿Cuánto hay de moda en la toma de conciencia sobre la importancia de la forma física?
R. Los gimnasios y clubes deportivos han alcanzado ya su tope. Incluso estamos comprobando una cierta disminución en la afiliación. La gente se da cuenta de que hay que hacer algo , más que apuntarse:` hay que ir y sudar la camiseta. Pero se podría hablar de una moda si las instituciones de salud no insistieran a la gente para que cambie de dieta y vigile lo que come.
P. ¿La comida no debe servir para disfrutar?
R. Absolutamente. Todo el mundo debería disfrutar comiendo, es uno de los placeres de la vida. Pero la buena comida no tiene por qué ser insana. En EE UU comemos demasiado queso, carne y fritos y no suficientes frutas y vegetales. Los vegetales que tomamos son los que vienen con las hamburguesas: lechuga, tomate, cebolla y pepinillo. Ahora mismo, tres de cada cuatro norteamericanos tienen exceso de peso. El problema es que sabemos más sobre los riesgos de ciertos tipos de comida, pero comemos todo lo que nos parece. Uno compra un alimento bajo en grasa y se toma todo el paquete porque, como tiene poca grasa, no importa.
P. ¿Hay fraudes en las empresas que anuncian alimentos milagrosos para la salud?
R. Habitualmente no dicen mentiras escandalosas, porque serían denunciados por grupos como el nuestro. Sin embargo, algunas anuncian sus productos con más cualidades de las que tienen. Los anuncios pueden inducir también a engaño porque sacan a gente guapa y delgada comiendo galletas, pero no advierten de que si se comen muchas no se estará así de delgado.
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