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Aprovechar el 80% de la basura de la ciudad costaría 56.000 millones en veinte años

Antonio Jiménez Barca

Si el Ayuntamiento de Madrid, cuyo presupuesto anual es de 320.000 millones, invirtiera 56.000 de ellos a lo largo de 20 años, conseguiría el sueño ecológico de cualquier ciudad: reciclar, sin incinerar, casi el 80% de toda la basura que produce (3.000 toneladas diarias en Madrid). Para esto seria necesario, entre otras cosas, construir 22 nuevas plantas para transformar los desechos orgánicos en abono, 300 nuevos puntos donde los ciudadanos llevaran productos tóxicos y organizar a los recogedores de papel y chatarra. Éste es el plan de ecologistas, sindicatos y oposición.

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Todos estos colectivos se muestran contrarios a la incinera ción. Incluso, un representante de CC OO, Guillermo Díaz, manifestó que "algunos técnicos de la incineradora dicen que un horno se ha agrietado". Miguel Ángel Arroyo, porta voz de Tirmadrid, la empresa que gestiona la incineradora de Valdemingómez, lo negó: "Sólo se hacen unos arreglos normales en uno de los hornos", explicó.La idea de todas estas asociaciones pasa por la colaboración de los vecinos. Para la idea de un Madrid capaz de aprovechar el 80% de los desperdicios que genera es necesario que en cada vivienda existan dos cubos de basura. En uno de ellos iría a parar la basura orgánica, susceptible de ser luego transformada en abono. En el otro cubo los vecinos deberían echar los plásticos y los papeles manchados de comida, de imposible reciclaje.

Recogedores

El plan de estas asociaciones prevé el reclutamiento y la potenciación de la actual red marginal que existe de recogedores de chatarra, papel y cartón. Con el dinero que el Ayuntamiento se gasta en tirar el papel en Valdemingómez (1.600 millones al año, según estos colectivos) se podría formar y con tratar a algunos de estos traperos para recogerlo.A la incineradora de Valdemingómez, que costó 15.000 millones de pesetas, le llegan actualmente 1.200 toneladas de basura. Se reciclan, convirtiéndose en abono, 600. El resto ahora va a parar al vertedero, y cuando el horno se ponga definitivamente en marcha, en diciembre, se quemará. Las 1.800 toneladas diarias que la incineradora no puede absorber van casi íntegramente al vertedero.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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