"Reivindico la novela realista expresada con enorme cuidado y belleza"

Fernando Schwartz afronta el día después con una elegancia y con un aplomo encomiables. Piensa comprarse un barco con los millones del premio -"de remos", precisa con humor-, se ríe con los comentarios de su amigo y copresentador de Lo + Plus, Máximo Pradera, y sueña con retirarse a Mallorca a escribir. El desencuentro, la novela que lo ha aupado a la fama planetaria, saldrá a la venta el próximo 5 de noviembre. El tema: los diarios cruzados de un escritor obsesionado por resolver el misterio de su tía África, una bella mujer surgida de la triste posguerra franquista que vivió en México tres años nebulosos.P. Sus novelas anteriores eran más bien thrillers, mientras que en ésta se decanta hacia un ámbito más intimista. ¿A qué se debe el cambio?

R. En el fondo, de mayor, me hubiera gustado ser como John Le Carré, un escritor que no sólo escribe thrillers de calidad sino que además describe personajes de carne y hueso. Para eso hay que ser un genio y creo que no es mi caso. Mi aprendizaje literario ha sido largo y con la madurez he aprendido a soltar los sentimientos. Mi debut literario fue en 1982 con La conspiración del Golfo, un thriller puro. Desde entonces he publicado cuatro novelas y hasta ésta no me he podido quitar la piel de cebolla.

P. ¿Ha sido difícil?

R. Mucho, ya que la novela de acción siempre va adelante de una manera casi matemática. Con El desencuentro es algo muy distinto, pero es curioso: hay en el fondo menos espontaneidad en la expresión de los sentimientos que en la narración de la acción.

P. Si Le Carré era un modelo en sus novelas anteriores, ¿cuál ha seguido ahora?

R. He seguido mi camino. Seguro que algún crítico desvelará alguna influencia, pero en principio yo he ido a lo mío. Supongo que El desencuentro es fruto de muchos años de leer. Si hay algo que reivindico es la novela realista expresada con enorme -cuidado y belleza. No creo en esta novela joven que dicen que reproduce el lenguaje de la calle. Hay que pasarlo por el tamiz de la belleza. Creo que les debemos a los lectores el cultivo del idioma.

P. El año pasado fue Fernando G. Delgado el ganador del Planeta. Éste es usted. ¿Ayuda salir en televisión?

R. Es literalmente una casualidad. Que un televisivo reciba el Planeta supongo que- es comercialmente sensato para la editorial: es una cara conocida, etcétera. A la hora de la verdad, sin embargo, lo que juzga el jurado es una novela.

P. ¿Cómo es el personaje de África, la protagonista?

R. Es un personaje dolorido, compendio de muchas mujeres que he conocido. No sé por qué la llamé África. Supongo que porque es un buen nombre para un personaje doliente, para alguien que las pasó moradas. Se casó de joven, la abandonó el marido y, en la España de la posguerra, vivió siempre bajo sospecha por haber sido abandonada. Desde entonces se dedica a cuidar a sus padres, pero hay algo en ella que obsesiona a su sobrino novelista.

P. ¿Qué le interesaba contar al narrar esta historia?

R. El fondo de la novela es que la verdadera tragedia de la vida es cuando uno no es capaz de agarrar la vida, cuando se le escapa entre los dedos. La tragedia es que te pase la oportunidad por delante y no sepas cazarla al vuelo.

P. ¿Y cómo es el sobrino, el escritor?

R. Es un personaje frío, que no da rienda suelta a los sentimientos y que ve como se le escapa la vida.

P. Usted ha sido diplomático, periodista, escritor, presentador de televisión. ¿Le gusta cambiar de vida?

R. Creo que sólo se mantiene la juventud si se mantiene la ilusión. Hay que saber cambia cuando llega el momento. Yo me aburría en Holanda ejerciendo de diplomático y cuando Juan Luis Cebrían me propuso entrar en EL PAÍS acepté el reto y estuve escribiendo editoriales durante seis años. Lo de la televisión fue una casualidad, pero lo que siempre he querido es ser escritor y el Premio Planeta me permitirá continuar enfrentándome con la escritura. Es una excelente oportunidad para el resto de mis días.

P. ¿Continuará presentando Lo + Plus?

R. No soy un hombre de televisión, sino que hago un programa, que es distinto. Nos quedan tres años de concesión y pienso continuar. Mi ilusión, sin embargo, es retirarme a Mallorca a escribir y pienso hacerlo algún día.