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Estados Unidos y Francia se disputan el control de un futuro 'afroejército'

Enric González

Francia y EE UU están enfrentados por África. EE UU ha decidido impulsar la creación de una fuerza militar interafricana, alternativa a la que se intenta formar desde Francia. La gira africana del secretario de Estado Warren Christopher ha exacerbado los ánimos y ha provocado un áspero intercambio de descalificaciones entre las diplomacias de París y Washington, y ha hecho asomar a Suráfrica como tercero en discordia.

La propuesta estadounidense para la creación, de una fuerza militar en África sorprendió a los franceses. En 1994, durante la cumbre franco-africana de Biarritz, con tropas francesas desplegadas en Zaire y Ruanda dentro de la llamada Operación Turquesa, el entonces presidente François Mitterrand lanzó la idea de "una fuerza permanente de interposición y pacificación", y su sucesor, Jacques Chirac, ha seguido defendiéndola. Francia, apoyada por el Reino Unido, propone una fuerza de unos 10.000 soldados, proporcionados por todos los países miembros de la Organización para la Unidad Africana (OUA). La financiación, adiestramiento y transporte correrían a cargo de la Unión Europea (UE), y el control último estaría en manos de la ONU, aunque se da por supuesto que la inspiración vendría de París.EE UU impulsa un proyecto casi idéntico, aunque prefiere seleccionar a los países que aportarán tropas entre los que considera más fiables y con mejores credenciales democráticas. La mayoría de esos países preseleccionados son anglófonos de la zona oriental, lo que, en opinión de París, margina al África francófona y muestra cuáles son los auténticos intereses de Washington. EE UU acepta pagar la mayor parte del presupuesto anual, estimado en unos 40 millones de dólares (unos 5.000 millones de pesetas), pero solicita aportaciones del Reino Unido, Canadá, Italia y Bélgica.

El ministro francés de Cooperación, Jacques Godfrain, afirmó el miércoles pasado que Bill Clinton no había viajado jamás a África, y que su actual interés sólo se explicaba por la proximidad de las elecciones y la necesidad de atraerse las simpatías de la población negra estadounidense. El viernes, el Departamento de Estado exigió "explicaciones" a París por las "decepcionantes declaraciones" de Godfrain. Y el sábado fue el propio Christopher quien respondió al Gobierno francés: "Se han acabado los tiempos en que África podía ser repartida en zonas de influencia".

Mientras Christopher hablaba en Johanesburgo del proyecto de afroejército auspiciado por EE UU, el presidente surafricano, Nelson Mandela, expresaba su oposición a la idea. Según Mandela, Suráfrica no apoyará ninguna fuerza africana dominada desde Washington, o desde París, ya que "sólo el control directo de la ONU [sobre la fuerza africana] puede darle credibilidad". La postura del popular presidente de Pretoria esconde algo más que un rechazo al neocolonialismo: en realidad, Suráfrica asume su papel de potencia regional y exige protagonismo. Las grandes compañías mineras surafricanas, como la Anglo American Corporation, Angloval y Gold Fields, están realizando importantes inversiones por todo el continente, y especialmente en la zona francófona del oeste, lo que causa una cierta inquietud en el Quai d'Orsay. Si nace un afroejército, Suráfrica quiere tener en él una función principal.

El ministro alemán de Exteriores, Klaus Kinkel, viajó el lunes a Windhoek (Namibia) como jefe de la delegación europea en la segunda conferencia conjunta de la UE y la Comunidad de Desarrollo del África Austral. Alemania mantiene fuertes relaciones económicas con Suráfrica y sus vecinos, y la cuestión del afroejército era una de las que debían abordarse en la trastienda de la conferencia.

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