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Reportaje:

La universidad a distancia, un refugio para miles de alumnos sin plaza

Sólo el centro de Madrid acoge a 10.000 estudiantes menores de 23 años

La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), creada por decreto en el año 1972, realiza estos días la matrícula a sus más de 150.000 alumnos repartidos entre España, Europa y América. Una cifra que coloca a este centro de estudios superiores a la cabeza de las universidades españolas, pese a contar con una subvención estatal por alumno que ronda las 40.000 pesetas por curso frente a las casi 200.000 pesetas que reciben por término medio las restantes universidades públicas.Pero, con ser significativo, no es éste el principal problema que afronta la UNED en los últimos años. Su caráter no presencial se está viendo desvirtuado desde que un número cada vez mayor de estudiantes con la selectividad aprobada ha descubierto en esta red de enseñanza superior a distancia el atajo para realizar los estudios superiores que no pueden seguír en el resto de las universidades públicas por falta de plazas. Sólo en el centro asociado de la UNED en Madrid son más de 10.000 los alumnos menores de 23 años.

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La situación empieza a resultar problemática, ya que el perfil de este alumnado responde al de un estudiante presencial, es decir, al que acude en masa a las aulas destinadas a tutorias en busca de una atención docente convencional, frente al alumno tradicional de la Universidad a Distancia (trabajador; mayor de 25 años sin selectividad; licenciado que cursa otra carrera o estudiante que simultánea otros estudios superiores reglados), que se sirve de los materiles de autoestudio elaborados por la UNED y acude a las tutorías una vez por semana con la única intención de aclarar dudas.

Un problema generado por el colapso de acceso a la Universidad y que la UNED trata de paliar con más voluntad que medios materiales: "La finalidad prioritaria de la UNED es facilitar el acceso a la enseñanza superior o la continuidad en la misma a aquellas personas que por razones laborales, económicas o de residencia no pueden frecuentar las aulas universitarias", señala el vicerrector de alumnos de esta institución, Miguel Padilla, "pero no rechazamos la demanda de este alumnado presencial porque también forma parte de nuestro ideario garantizar la función social de la educación superior. En cualquier caso, es la Administración quien debe tomar cartas en este asunto; bastaría con que nos dotaran de más infraestructuras y mayores medios económicos".

La ascendente demanda de plazas, especialmente de alumnos que aprueban la selectividad en septiembre, ha obligado a la UNED a limitar el acceso en carreras como Derecho (más de 40.000 matriculados, la mayor de Europa), o Informática de. Gestión. "Hasta el pasado curso admitíamos a todo el mundo, pero nos hemos visto obligados a poner preinscripción y dar prioridad al perfil de alumno de la UNED porque podemos llegar a morir de éxito.

El curso pasado 3.000 alumnos de Madrid que solicitaban entrar en Derecho se quedaron fuera por falta de aulas", advierte Jenaro Costas, rector de esta Universidad.

"Sólo pedimos aulas; no basta con los 908 profesores de que disponemos y tampoco queremos ganar más, simplemente no damos a basto; los alumnos se quejan de falta de espacio y es lógico. Se nos agolpan cada semana en las tutorías cientos de alumnos cuyas expectativas son las de un alumno presencial, con las de aquellos mayores de 25 años que están de verdad en un red a distancia. Las motivaciones de uno y otro colectivo son muy distintas pero podríamos atenderlos a ambos si tuviéramos más medios a nuestro alcance".

200.000 exámenes

En los últimos tres años, la UNED ha visto congelada la subvención que recibe del Estado: "Nos movemos con un presupuesto cercano a los 16.000 millones de pesetas de los cuales apenas 5.000 los aporta el Ministerio de Educación y Cultura, el resto sale de las matrículas y de Diputaciones, Ayuntamientos y Cajas de Ahorro. Es verdad que nuestra red es distinta a una universidad presencial pero, incluso así, nuestro presupuesto no nos permite tener infraestructuras adecuadas para satisfacer en condiciones las demandas de un alumnado que, por otro lado, paga las mismas tasas académicas que pagaria en cualquier otra universidad pública".Los acuerdos firmados con distintas instituciones ha permitido a la UNED contar puntualmente con espacios para celebrar más 200.000 exámenes anualmente. Pero esta escasez material seguirá ahogando a la institución académica en tanto no se tomen medidas que dependen, en gran medida, de la Administración central.

"Somos la única Universidad estatal de España, no dependemos de ninguna Consejería de Educación, nosotros respondemos ante el Parlamento. Nosotros somos receptores de un problema de masificación que aqueja al sistema universitario español; tratamos de solventarlo pero la realidad es que no podemos resolverlo sin la participación estatal".

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