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EL 'CASO GAL'

Gobierno se desmarca de los ataques de Álvarez Cascos a González sobre los GAL

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno ha intentado desmarcarse de los ataques de su vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, contra Felipe González, al que responsabilizó el pasado domingo de la actividad de los GAL, que tildó de "terrorismo de bodeguilla", provocando con ello el más duro enfrentamiento entre el PSOE y el Gobierno. González negó ayer que la iniciativa de Álvarez Cascos sea meramente personal y advirtió: "Lo más preocupante es que la actitud política del Gobierno es la que acaba de definir el vicepresidente. Y los ciudadanos lo tienen que saber". El número tres del PSOE, Cipriá Ciscar, dijo que los populares "han soltado al doberman" en referencia al vídeo socialista contra el PP en la última campaña electoral.

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Desde La Moncloa se trató de restar importancia a las acusaciones con el argumento de que se pronunciaron en un mitin del partido en Mérida (Badajoz). Pero el vicepresidente declaró anoche a Onda Cero que era "plenamente consciente" del alcance de sus manifestaciones sobre "el problema más grave que tiene la sociedad española" y que ya esperaba como reacción "el exabrupto y los insultos que habitualmente caracterizan el lenguaje de los socialistas".Álvarez Cascos precisó: "Yo nunca he hecho imputaciones en el terreno penal ni las haré jamás". En el mitin de Mérida, el vicepresidente di o que la trama GAL "era algo que orquestaba él [González] y su gente de confianza, porque gente de su confianza escribió la partitura de la estrategia de los GAL, gente de la confianza de González ejecutó esa partitura y, por supuesto, con recursos procedentes de los fondos reservados que sólo las personas de su confianza administraban". También le acusó de "cobardía moral y política" por "haber dejado tirados en la cuneta a sus colaboradores".

Ni Aznar ni sus colaboradores ha asumido públicamente estas palabras, que contradicen la moderada línea de actuación que en los últimos meses ha mantenido el jefe del Ejecutivo, partidario de "pasar página en el caso GAL" y de dejar actuar a los tribunales.

En declaraciones a la Cadena SER, el presidente fundador del PP, Manuel Fraga, matizó que la expresión "terrorismo de Estado" no es aplicable a los GAL, aunque añadió que las declaraciones de González en las que negó la existencia de este tipo de violencia fueron "desafortunadísimas", informa Xosé Hermida. Según Fraga, puede hablarse de terrorismo de Estado en el asesinato del "oponente político" -puso como ejemplo la muerte durante la II República del derechista José Calvo Sotelo-, pero no en "defensa contra el terrorismo", aunque se cometieran "errores y chapuzas". Entre los socialistas, además de la reacción de González y Ciscar se produjo la del ex ministro Juan Alberto Belloch, para quien el Gobierno trata de condicionar las decisiones del Supremo.

Las declaraciones del vicepresidente también han provocado desconcierto en las filas del PP. El presidente del Senado, el extremeño Juan Ignacio Barrero, que compartió el mitin en Mérida, manifestó que la acusación del vicepresidente es "un símil simpático sin intención acusatoria directa a González". Sin embargo, Angel Acebes, coordinador del PP, considera que coexisten dos mensajes, el de los miembros del Gobierno y el de los dirigentes del partido, informa Javier Casqueiro. Acebes entiende que las manifestaciones sólo "son la respuesta crítica a unas irresponsables declaraciones" del ex presidente.

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