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Los realistas españoles ya no son marginales

Artistas de la Escuela de Madrid, en una muestra procedente de Londres

Antonio, López García dice que no siente la escisión entre realistas y abstractos, acostumbrado al ver las obras de arte como lenguajes diferentes. "Unos respetan el realismo y otros lo niegan incluso la sensación de marginalidad tiene un sentido positivo". El artista comprobó ayer "el caos profundo" de la vida y el arte ante la propuesta de la galería MarIborough, de Madrid (Orfila,5), de reunir a ocho artistas en la exposición Realistas españoles contemporáneos, que este verano se ha visto en la sucursal de Londres, como recuerdo de otra montada en 1973. En la misma coinciden el núcleo duro de la Escuela de Madrid, coz algunas obras recientes, junto a nuevas generaciones.

La exposición, saludada en Londres por Edward J. Sullivan como "un acontecimiento importante en cuanto a la propagación de conocimientos y la comprensión de estos. artistas inhovadores y radicalmente experimentales", está formada por Amalia Avia (1930), Antonio López,García (1936), Francisco López (1932), Julio López Hernández (1930), José María Mezquita (1946), María Moreno, (1933), Isabel Quintanilla (1938) y, Daniel: Quintero, (1946).Mezquita y Quintero fueron alumnos de Antonio López, entonces joven profesor de la escuela de Bellas Artes, de Madrid. La formación y la amistad vincularon a un grupo de artistas que miraron la realidad de unos interiores, unas calles y paisajes urbanos, bodegones y retratos. "Ninguno de nosotros hemos pretendido la originalidad", dice Antonio López. "Durante muchos años he visto como un hecho natural una obra de Julio López y otra de Millares. Las diferencias, en un lenguaje real inmediato, están en la sensibilidad de cada uno". La polémica reciente del realismo se. ha enriquecido con las exposiciones de López García, Francisco López y, Quintanilla, unidas a las dé Balthus y Lucien Freud en el Museo Nacional Reina Sofía, en cuya colección permanente el espacio del realismo está ocupado por López García -este verano siguió pintando el cuadro de la calle Capitán Haya-, López Hernández y Xavier Valls. Para José María Mezquita, "el realismo español no está en absoluto estancado y es un camino válido y de nuestros días, a pesar de ciertas resistencias". Mezquita, que se sitúa en un posrealismo, no se encasilla en temas de éxito y no renuncia a otros aspectos de la realidad. "No tengo ningún complejo, me siento un artista de vanguardia, nuestro tiempo". Daniel Quintero distinguió ayer entre el realismo de síntesis y de detalle, en una diversidad. Pinta retratos por su interés por el ser humano, con unos modelos elegidos por la amistad y "el placer de pintar".María Moreno ha vuelto a pintar después de la complicada producción de El sol del membrillo y defiende la subjetividad, las emociones y sentimientos. "Pinto lo que veo, el color y la luz". Isabel Quintanilla insistía ayer en la forma de ver las cosas, a su manera, "como las siento, una verdad mía". Pinta lo que tiene más cerca, en su estudio o jardín, un paisaje, "las cosas que amo".

Julio López Hernández, con sus fragmentos de figuras que tocan el surrealismo, defendía ayer la finalidad en el arte, "una implicación con la realidad y con la vida, un realismo de problemas, al poner el arte frente a la vida". Piensa que esta exposición no busca la polémica, y coincide con Antonio López en que se trata de una muestra comercial limitada en sus planteamientos.

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