Joselito, por la puerta del toro
Se abrió la puerta del toro con una estocada de Joselito, ejecutada con arreglo a como los más ancianos de la localidad reconocen que se realiza la suerte de matar; perfilado concienzudamente, ni en corto ni de lejos, pero más bien lo. primero, arrastrando el pie izquierdo al tiempo que la muleta va al hocico del toro, haciendo la cruz y saliendo lo más limpiamente posible por el costillar..Quizá no fue tan ajustada a la gloriosa teoría del volapié, pero resultó mejor que las trazas matadoras de sus colegas, y las suyas incluso, en el primero de su lote. La estocada le valió un premio excesivo, porque las dos orejas deben ser el remate a una actuación impecable, y la cosa no fue exactamente así, sino acorde con lo que ahora se aplaude y se entiende por toreo güeno. Quiere esto decir que predominó el despego, el descargue de la suerte y el rematar los pases hacia Figueras, que no está al lado de Salamanca. Joselito recorrió prácticamente toda la plaza en su primera faena y, en la segunda, fácil y despegado, compuso estampas muy estéticas.
Garcigrande /Rincón, Joselito, Jesulín
Toros de Garcigrande, terciados, bien puestos de cabeza y de juego variado e interesante.César Rincón: saludos; aviso y oreja con protestas. Joselito: aviso y saludos; dos orejas. Jesulín de Ubrique: aviso y pitos; aplausos. Plaza de La Glorieta, 13 de septiembre. 2ª de feria. Tres cuartos de entrada.
A Rincón le pegó un meneo su primer toro que no lo partió por la mitad porque el Ángel de la Guarda tiene un capote de lujo, pero la paliza fue mediana. El sobresalto sirvió para que el torero se enrabietase y anduviera valentón. En el incierto cuarto se mostró desconfiado primero, luego peleón y cumplidor.
Algunos se desilusionaron porque Jesulín no interpretó la tortilla, y se alegraron la mar cuando en el sexto, entablerado, instrumentó algunos muletazos quieto como los postes. Sin embargo, lo predominante no fue eso, sino una tendencia a la seriedad que es muy de agradecer pero que apenas dice nada en toreros sin un especial duende que los adorne.
Babelia
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