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Limpieza étnica a 270 millones de pesetas por pueblo

La ONU, el Comité Helsinki para los Derechos Humanos y otras organizaciones sobre el terreno han documentado cómo los serbios, Arkan supremo entre ellos, llevaron a cabo la purificación étnica de BosniaHerzegovina. Los serbios trabajaban sobre el terreno. Primero, tropas regulares serbobosnias y soldados enviados por Belgrado rodeaban la zona designada, a la que machacaban con artillería. Cuando el pueblo o la ciudad caían tocaba el turno a los Tigres de Arkan, mercenarios de choque alistados en secreto por los dirigentes de Belgrado y Pale para capturar el territorio y eliminar de él a los no serbios, musulmanes o croatas.Los 200 Tigres de Zeljko Raznatovic, bajo su dirección personal, saqueaban casas, mezquitas, iglesias y comercios; secuestraban, asesinaban y violaban discrecionalmente. Comités locales serbios se hacían cargo de los detenidos, maltratando y encarcelando a todo aquel que no huía y llevándoles después a campos de concentración, donde el asesinato y la tortura eran rutina. Finalmente, los civiles de la localidad y la policía ocupaban el territorio liberado.

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La minuta del líder del Partido de la Unidad Serbia por limpiar una zona oscilaba, según informaciones coincidentes, entre los dos y tres millones de marcos (más de 270 millones de pesetas), más los fondos del banco local, más el derecho de paso para 30 coches, más todo aquello que sus hombres pudiesen cargar.

Son legendarias en Bosnia las caravanas del pistolero -convicto y huido de Suecia por robo a mano armada abandonando los lugares saqueados con el botín desparramándose en camiones o coches.

Otros jefes paramilitares serbios, como Vojislav Seselj y sus chetniks o Dragoslav Bokan y sus Águilas Blancas, han asegurado que sus móviles exterminadores eran más sentimentales.

Arkan, investigado ahora por el Tribunal de La Haya pero todavía no en su lista de criminales de guerra -"sería un honor para mí que me acusaran", dijo en Bjelijna ante un grupo de periodistas- vive extravagantemente en Belgrado, en un palacete marmóreo tipo tarta, bajo el manto protector de Slobodan Milosevic.

Está casado con Svetlana Velickovic, la reina del pop ultranacionalista serbio, y, según anunció ayer a su auditorio, espeta su octavo hijo de su tercera esposa, a la que llevó al altar el año pasado vestido de oficial del Ejército Real serbio. La pareja es la reina del papel cuché en Serbia y Arkan brilla en las noches de Belgrado, en los estrenos, en el fútbol, en los restaurantes caros.

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