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Trinidad Sevillano y Aída Gómez muestran su desolación por el estado del baile español

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Una recreación de la escuela bolera

Trinidad Sevillano, soriana de 27 años, ha sido pionera en muchas cosas. Su calidad, su amplísimo repertorio -desde Giselle y Don Quijote a El Lago de los cisnes o Romeo y Julieta- y su experiencia la han convertido en la figura más internacional de la danza española. Llegó al Ballet Nacional de España (BNE) con sólo 15 años; a los 16 se marchó a Londres y a los 17 dejó el London Festival Ballet para aprender con coreógrafos como Kirkland, Anderton o Makarova. Hoy, tras haber regresado a España, "hastiada de la rutina" del Boston Ballet, es una free lance sin compañía en la que bailar: "La danza aquí es un quiero y no puedo. No hay mercado. Se tiende a ir a lo que más vende, a lo seguro, pero ni siquiera la Compañía Nacional hace muchos espectáculos. Por lo demás, pequeñas cosas aquí y allá: Víctor Ullate, Nacho Duato, y para de contar".Aída Gómez, que mañana será pareja de José Antonio en la pieza Puerta de Tierra, ha sido primera bailarina del Ballet Nacional durante 15 años, desde que tenía 17. Ingresó allí a los 14, de la mano de Antonio Ruiz Soler, su "primer y mejor maestro". Ahora, a los 29, ha pedido permiso para integrarse en la compañía de Joaquín Cortés, que le ha permitido "ser artista y bailar con más libertad". Y parece tan cansada del BNE que no sabe si volverá: "La danza española está completamente estancada, los coreógrafos no dejan paso, y la evolución es imposible. Esa es mi casa, me he criado allí, pero se ha convertido en una jaula de oro. He tocado techo".

El regreso

Sevillano sintió lo mismo en Boston, y además estaba cansada del extranjero. "Decidí alejarme un tiempo del ballet, pero hay que trabajar. Cuando José Antonio me llamó para el Homenaje a Falla, acepté con mucho gusto, igual que ahora. Ya habíamos bailado juntos el Don Juan, y me atrae mucho la mezcla de zapato de tacón y zapatilla de punta que él propone. Me siento cómoda, aunque mi especialidad es otra, los ballets completos, papeles largos en los que se puede dramatizar, interpretar un personaje. Pero ese repertorio es muy díficil de representar aquí".José Antonio es el artífice del regreso y la transformación de Sevillano. Ha concebido especialmente para ella la coreografía de La Tirana, inspirándose en la legendaria actriz sevillana María del Rosario Femández. "Es un papel bonito, que mezcla los sentimientos de nostalgia y agonía y combina el estilo clásico con la escuela bolera y un poquito de flamenco" dice Sevillano.

Aída Gómez tampoco es flamenca, pero con Joaquín Cortés en Pasión Gitana, ha conocido la felicidad: "Me llamó y no pude decir que no. Me apetecía mucho la idea de la fusión, aunque yo, igual que él, salgo del baile español. El ha mezclado ambos estilos y eso no lo está haciendo nadie. Llámalo, producto, fenómeno, moda o lo que quieras, pero él es el único embajador, y su compañía la única que hace cosas nuevas. Me siento mucho más libre, más creativa".

"Cortés llena teatros con gente muy diferente, niñas de 13 años, mujeres mayores..., y eso abre mucho público a la danza. Hace lo que quiere, y eso es algo que no todos podemos decir. Ojalá me criticaran a mí por equivocarme como él. Ojalá pudiera yo equivocarme", añade.

Aparte de las profesionales, Gómez apunta diferencias de trato: "Una de sus mejores cosas es que te escucha, te pregunta te hace sentirte artista. En el BNE nadie te pregunta nada, ni se fijan tampoco en la gente que tienen para hacer trabajos especiales..."

Aída Gómez ha alternado otras veces su fijeza en el BNE con galas esporádicas. Hizo Bodas de sangre con Gades, bailó en la Gala de las estrellas, estuvo con el Kirov, ha compartido tablas con Bocca, Carla Fracci, Alicia Alonso y otros muchos. Desde esa, experiencia, considera que en el BNE el desarrollo es muy díficil: "Yo llevo bailando lo mismo desde hace 15 años. Hay miedo al fracaso, excesivo respeto a los consagrados".

Pero fundar una compañía es el sueño imposible. "No hay apoyo, no hay subvenciones, salvo para gente como Víctor Ullate, que lleva 40 años en esto. No hacen falta 50 millones, ni trajes con sedas naturales, pero si hay cien millones, repártanlos mejor apuesten por los jóvenes, que hay mucha gente con ideas y ganas de trabajar. Nuestra generación tenemos la obligación que hacer cosas nuevas, tenemos la ilusión de chocar contra la pared, la necesidad de estrellamos. La única forma de avanzar es equivocamos"

En octubre, Trinidad planea ir de gira con los Ballets Españoles. Después, no descarta volver al extranjero: "Podría volver a irme, sí. Y me daría pena, porque apenas he bailado aquí, y no voy a poder enseñar mi repertorio. Soy un nombre, pero la gente apenas me' conoce, no sabe lo que soy en el escenario. Me plantearía entrar en una compañía española de clásico, si la hubiera. Pero no hay". Por eso, medita la posibilidad de hacer cine. Como actriz y bailarina: "Siempre me, atrajo de la danza la posibilidad de expresión y dramatización, más que la de virtuosismo y de atletismo".

El próximo día 12, a la mañana siguiente de terminar en La Zarzuela, Aída Gómez se embarcará con Cortés rumbo a Nueva York. Allí le esperan Giorgio Arman¡ y Sharon Stone, que serán sus anfitriones en la fiesta de presentación de Pasión Gitana en EE UU.

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