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Por primera vez los especialistas no ven obstáculo al trasplante de órganos de animal

El objetivo sigue siendo aumentar las donaciones y controlar el rechazo

Milagros Pérez Oliva

Quince años. Ése es el plazo que los pioneros en la investigación sobre xenotrasplante se dan como máximo para que sea posible implantar en humanos órganos de animal por lo menos con el mismo éxito con que ahora se realizan los trasplantes entre humanos. EL XVI Congreso Mundial de Trasplantes, celebrado la semana pasada en Barcelona, ha puesto en evidencia que, por primera' vez, los investigadores no ven obstáculos insalvables para que el xenotrasplante pueda convertirse en una alternativa a la actual escasez de donantes.La ingeniería genética ha permitido encontrar una vía para superar el rechazo fulminante con el que el organismo reaccionaba al serle implantado un órgano de animal. David Whyte, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha logrado unos cerdos transgénicos cuyos órganos son portadores de proteínas humanas que actuarán como salvoconducto y evitarán que el órgano sea rechazado por el organismo humano.

De momento, corazones de estos cerdos modificados genéticamente han sido trasplantados a monos y han sobrevivido más de treinta días. Whyte espera, que si la operación ha tenido éxito en primates, también pueda tenerlo en humanos, puesto que los genes introducidos en el cerdo son humanos Un equipo de La Coruña acaba de sumarse al proyecto de Cambridge, que ocupa la mejor, posición para intentar el primer xenotrasplante viable de cerdo a humano, tras el fracaso de los tres implantes de corazón de mandril realizados hasta ahora.

Con esta investigación han comenzado a borrarse los límites biológicos que separaban las especies. "Empezamos una nueva etapa", resumió Josep Lloveras, copresidente del congreso. Cuando se cumplen 30 años desde los primeros injertos renales, el trasplante ha dejado de ser una intervención de altísimo riesgo y resultado incierto, para convertirse en una operación rutinaria en muchos hospitales, algo que hace apenas unas décadas parecía imposible. Cada año se realizan más de 50.000 trasplantes algunos de ellos múltiples. Este es el caso de Stephen Hyat, de Gran Bretaña, a quien en 1993 se le implantaron hígado, páncreas, riñón, intestino delgado, duodeno y estómago nuevos, y ninguno de ellos ha dado, hasta el momento, signos de rechazo.

Aumentar la supervivencia y mejorar la calidad de vida de los trasplantados son ahora los objetivos porque, a pesar de la gran revolución que supuso la aparición en 1983 de la ciclosporina, el fármaco inmunosupresor que permitió el despegue de los trasplantes, se ha conseguido controlar el rechazo agudo inicial, pero apenas se han hecho progresos en el control del rechazo crónico.

Ahora, sin embargo, se conocen mucho mejor sus mecanismos. A diferencia del rechazo agudo, en que el órgano es atacado por los linfocitos del receptor, el rechazo crónico es un proceso mucho más insidioso, de tipo arteriosclerótico: las venas del órgano se van obturando, hasta provocar el fallo. Varias investigaciones han demostrado que quienes sufren un rechazo agudo inicial tienen mayor riesgo de sufrir rechazo crónico.

La combinación de ciclosporina y otros nuevos inmunosupresores ha permitido aumentar la supervivencia al año de la operación, con índices que alcanzan hasta el 90% en algunos trasplantes. Pero queda aún el reto de aumentar la supervivencia a largo plazo. Los especialistas creen que la terapia combinada, al reducir el rechazo agudo, reducirá también la incidencia del crónico.

El límite de las donaciones

Aunque el mayor riesgo de rechazo agudo se produce en los tres primeros meses, el peligro no desaparece con el tiempo como se había creído, de modo que los pacientes tienen que recibir tratamiento de por vida 'y este tratamiento tiene efectos secundarios.Con ser difíciles, estos obstáculos no se consideran insuperables. En cambio, hay un obstáculo que sí pone límites a los trasplantes. Incluso en el caso de que se lograra superar totalmente ambas formas de rechazo, el trasplante entre humanos tiene un techo: la escasez de donantes. Cada día. mueren en Estados Unidos ocho personas esperando un órgano. En España mueren 70 al año, a pesar de ser el país con mayor índice de donaciones, 27 por millón de habitantes y año.

Según datos aportados al congreso, 147.799 pacientes esperan en estos momentos un órgano. Los especialistas consideran que el límite de donaciones posibles se sitúa alrededor de 50 por millón de habitantes y año. Incluso España, que tiene el mayor índice de donaciones del mundo, está lejos de esa cifra. Por ello, el congreso se propuso como prioridad aumentar las donaciones y para conseguirlo propuso extender a otros países el modelo español de coordinación de trasplantes.

Por cada punto que aumenten las donaciones se salvan muchas vidas. Pero todos tenían claro que, a la larga, la alternativa es el xenotrasplante.

En busca de la tolerancia natural

Hay personas que llevan más de 20 años con un corazón trasplantado. Sin embargo, la supervivencia media apenas si ha mejorado, en términos globales, en los últimos 15 años. ¿Por qué algunos trasplantados toleran mejor que otros la presencia de un órgano ajeno en su cuerpo? Los - investigadores tratan de averiguar los factores que pueden inducir una mayor tolerancia natural hacia el órgano trasplantado.De momento se han. observado algunas diferencias. El trasplante de riñón y corazón tiene una supervivencia media de entre ocho y nueve años y medio. Eso quiere decir que a los ocho años la mitad de los trasplantados de corazón ha fallecido. En cambio, en el de hígado la supervivencia media es de 18 años, y en el caso de los niños, de 30.

Se han identificado algunos factores que pueden explicar el fenómeno, pero sólo en parte. Thomas Staltz ha encontrado que en el caso del trasplante de hígado se produce una mayor migración de células del órgano trasplantado a otras partes del organismo. Esta migración temprana provocaría un efecto general de tolerancia. Por otra parte, en el hígado se da también una mayor regeneración célular, que aumenta la simpatía entre el órgano y su receptor y reduce el peligro de rechazo. Antoni Caralps, pionero del trasplante de riñón en España, explicó que si a un paciente se le trasplanta el hígado y el riñón, este último órgano evoluciona mejor y sobrevive más tiempo que en el caso de los pacientes a quienes solo se les trasplanta el riñón.

Diferentes equipos han tratado de identificar los factores externos que pueden influir en el resultado. Una conclusión parece clara: la edad de los trasplantados no parece ser un factor determinante para la evolución posterior. En cambio, parece claro que cuanta mayor compatibilidad hay entre el receptor y el donante, mayor es la supervivencia. También mejora los resultados la rápida extracción del órgano que se trasplantará., Y algunos especialistas indicaron que la reducción de las, dosis de inmunosupresores en la fase inicial para evitar efectos adversos puede comportar un mayor riesgo de rechazo crónico.

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