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Bélgica se asoma a sus cloacas

El 'caso Dutroux' alerta sobre las relaciones ilícitas entre delincuentes, policías y políticos en el país

Los crímenes del pederasta Marc Dutroux han desatado en Bélgica un profundo debate sobre la pederastia y la pornografía, pero se anuncia también una agria polémica política para el otoño. Los vínculos cada vez más. evidentes entre el delincuente pederasta y la policía de Charleroi han causado profunda inquietud en un país que lleva ya anos sacudido por la corrupción política y financiera.Al caso Cools, el caso Agusta o el caso Claes se une ahora el caso Dutroux.. El primero, el asesinato en 1991 en Lieja del

hombre fuerte de los socialistas francófonos, André Cools, nunca ha sido -esclarecido. Desde entonces, tarde o temprano todos los escándalos políticos y financieros acaban teniendo alguna conexión con esta turbia muerte. Incluso el caso de la red de pederastia ahora descubierta puede acabar teniendo un nexo con la muerte de Cools, siempre relacionada con el lavado de dinero negro del Partido Socialista francófono. El punto en común es hasta ahora débil, pero nadie se atreve a asegurar que no acabe cuajando: Jean-Michel Nihoul, detenido el 15 de agosto por sus relaciones comerciales con Marc Dutroux, hizo de intermediario de los socialistas francófonos en 1982, en un negocio sucio creado bajo la tapadera de la construcción de un hospital en Lieja.

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La relación entre los dos casos puede ser una anécdota, pero es reveladora de las relaciones de Nihoul con los medios políticos y policiales,de Lieja. Las repetidas conexiones entrelos delincuentes, la policía y los políticos acaban siendo una constante en cualquier escándalo que estalle en Bélgica. Eso es, algo especialmente patente en la zona francófona, el sur deprimido y empobrecido, que hace apenas un siglo era la parte más rica del país. Mientras Flandes, al norte, ha sabido modernizar su estructura económica y comercial, Walonia no ha podido superar la entrada en crisis de los sectores tradicionales en que se apoyaba su economía: la minería y la siderurgia.

Las relaciones de Marc Dutroux con el poder en Charleroi, en Lieja y en Mons centran las mayores especulaciones de la opinión pública belga. Nadie puede creer que la justicia sea torpe hasta el punto de permitirla puesta en libertad provisional de Dutroux a los tres años de empezar a cumplir una condena de 13 por robar, torturar, secuestrar y violar a una mujer y cinco jóvenes de entre 12 y 19 años. Nadie puede creer que luego haya seguido raptando niñas (en una de sus casas aparecieron los cadáveres de las niñas de ocho años Melissa Russo y Julie Lejeune) y construyendo escondrijos sin que la policía le controlara. Nadie puede creer que las investigaciones sobre sus actividades delictivas al frente de una banda de ladrones de coches pudieran caer en saco roto sin la colaboración de algún poder.

La detención de Georges Zicot, inspector de la Policía. Judicial de Charleroi, ha acabado dando, alas a todo tipo de especulaciones. Zicot se defiende asegurando que él no tenía capacidad para paralizar una investigación contra Dutroux, pero la policía de Colonia (Alemania) y la de Luxemburgo han recordado ahora que sus denuncias sobre las actividades de Dutroux como ladrón de coches nunca fueron debidamente atendidas en Charleroi.

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El temor a que toda una mafia esté detrás de las actividades de Dutroux y su banda ha llevado al ministro de Justicia, Stefaan de Clerk, a proteger con medidas especiales al popular fiscal Michel Bourlet y al juez, instructor Jean-Marc Connerotte. De Clerk no ha querido confirmar la existencia de amenazas se trata de facilitar el trabajo a una gente -que está bajo una gran presión", ha declarado-, pero los dos magistrados viajan en coche blindado, tienen vigilancia pirmanente y utilizan chaleco antibalas. Nadie olvida la frase aparentemente inocente lanzada días atrás por Bourlet: "Investigaré hasta el final... si nadie me lo impide".

Bélgica es un país de mafías. No hay violencia en la calle, pero los robos en domicilios particulares se cuentan por miles y las bandas de delincuentes no dudan en utilizar bazookas para atracar los furgones blindados que transportan el dinero de los bancos. Hace unos días, una banda robó todo un arsenal en Hénnuyeres, cerca de Mons. La policía teme que las armas sean utilizadas para atracar más furgones blindados.

Pero no sólo la corrupción preocupa en Bélgica. También la torpeza. Como la de permitir que ocho de los diez detenidos por este caso estuvieran en celdas contiguas en la prisión de Aarlon. O como la de la asistenta social, que, apenas tres semanas antes de que Marc Dutroux fuera detenido, hizo de él un retrato que llevaba más a la compasión que a la sospecha: un hombre que vivía atormentado por las injusticias que habían sido cometidas contra él por el aparato judicial.La evidencia de la torpeza del sistema ha obligado al Gobierno belga a impulsar con toda urgencia una reforma de la justicia. Se trata de poner más controles en la concesión de la libertad provisional y la reducción de penas a los convictos más peligrosos, especialmente a los condenados por delitos sexuales.

La decisión ya no de penderá sólo del ministro de Justicia. Antes deberá contar con el aval unánime de un Tribunal de Ejecución de Penas, una figura criada. para evitar que se repita un nuevo caso Dutroux.

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