Las pasiones de Marisa Paredes

La actriz española Marisa Paredes dijo ayer que se encuentra como "pez en el agua" en el mundo de pasiones fuertes, cercano al melodrama, con un humor que roza el surrealismo en situaciones llevadas al límite, que caracteriza el cine del mexicano Arturo Ripstein.Coprotagonista de Profundo carmesí, en concurso ayer en la 53ª edición de la Mostra de Venecia que se inauguró el miércoles, Marisa Paredes interpreta en el filme de Ripstein a una beata, "algo que nunca había hecho hasta ahora", explicó la actriz, que con este papel hace su segunda incursión en el cine latinoamericano; la primera fue en La nave de los locos, del argentino Ricardo Wulicher. Tras esta experiencia mexicana, Paredes viajará la semana próxima a Chile, donde rodará una coproducción franco-chilena dirigida por F. Joseph Ossang.

Pero más que de sus proyectos, Paredes quiere contar que "era otro el papel que Ripstein le había ofrecido", pero prefirió cambiarlo, para sorpresa del director, pues "es poco común que las actrices quieran interpretar a personajes de más edad que ellas", agregó.

Identificada por el público con el cine de Pedro Almodóvar (Tacones lejanos, La flor de mi secreto), Marisa Paredes no puede escapar a este punto de referencia concreto: "En lo que cuentan, aunque no en la manera de contarlo, el mundo de Pedro y el de Ripstein se parecen". La actriz opina que "los dos están cerca del melodrama, los dos exprimen cada situación hasta la última gota, y es eso lo que me gusta en ellos. Cuando acepto un papel es porque amo al director, porque quiero estar en su mundo, ponerme en sus manos".

El más excesivo

El filme de Ripstein que la apasionó -"precisamente porque es el más excesivo de cuantos de él he visto"- fue La mujer del puerto, una producción de 1993, que acaba de estrenarse en España. "Hablé con Pedro hace tres días, y me dijo que es lo mejor del año, él también está entusiasmado", añadió la actriz, que durante el rodaje de Profundo carmesí en escenarios naturales del Estado de Sonora, cerca de la frontera mexicano-estadounidense, "pensaba que era un paisaje nuestro, que Pedro habría puesto la cámara en cualquier lugar, en cada esquina, en cada ángulo".Cuando el guión del filme, firmado por Paz Alicia Garciadiego, llegó a sus manos, Marisa Paredes ya estaba dispuesta a trabajar con un director "que como Ripstein tiene la capacidad de mostrar hechos tremendos con una inmensa ternura hacia sus personajes".