La violencia por la violencia

Tras sus fallidos intentos por demostrar que es un buen actor de comedia de la mano del realizador Ivan Reitman en Los gemelos golpean dos veces (1988), Poli de guardería (1990) y Junior (1994), el musculoso actor austriaco Arnold Schwarzenegger, tres veces Mister Universo y siete veces Mister Olympia, vuelve a las películas de violencia, teñidas de una cierta acción, que le han convertido en una estrella y que son lo único que sabe hacer con tan grande como incomprensible éxito de público.Su último trabajo se sitúa entre sus más simplonas y plúmbeas producciones. En buena medida porque el realizador es Charles Russell, un productor especializado en películas violentas, que está acostumbrado a dirigirlas como si fuesen batallas, no historias vividas por seres humanos.

En esta ocasión se narra la simple historia de un individualista agente federal que trabaja en un programa de protección a testigos y debe esconder a una cualificada empleada de una de las empresas más importantes de fabricación de material bélico de EE UU.

En realidad, la trama de Eliminador, como suele ser habitual en estas producciones, sólo es una simple excusa para articular una sucesión de inverosímiles escenas de violencia con el menor intervalo entre ellas. Siempre dentro del sencillo esquema del bueno que se enfrenta al malo para prestar un gran servicio a la patria y defender a una mujer.

Y, una vez más, su principal defecto es que los personajes son tan huecos, están tan carentes de vida, que en cuanto se expone la siempre muy parecida situación en que se encuentran inmersos, da igual lo que les pueda ocurrir, no emociona lo más mínimo

Efectos y armas

Su posible interés se confía en la cada vez mayor complejidad de las escenas violentas, en la novedad de los efectos especiales, en la sofisticación de las armas en juego, olvidándose por completo de la intriga de las relaciones. Eliminador es una especie de más difícil todavía, de ir cada vez más lejos, pero llegando a una tal abstracción dentro de la violencia que llega a resultar muy aburrida.Dentro de este habitual contexto, el trabajo de Schwarzenegger se limita no a actuar, sino a destruir, y hacer algunas espectaculares piruetas, como el lanzamiento del avión sin paracaídas. Esta vez, enfrentado a un James Caan que ha conocido épocas mucho mejores. Entre los que se sitúa la atractiva Vanessa Williams, la primera mujer negra que obtuvo el título de Miss América, y aquí poco más que el muñeco que todos quieren conseguir, del que todos irán y está a punto de romperse.