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Aznar: "El Gobierno debe mirar al futuro y dejar a la justicia que se ocupe del pasado"

El presidente del Gobierno, José María Aznar, fue ayer un poco más lejos, si cabe, en el desentendimiento de las irregularidades ocurridas bajo los Ejecutivos socialistas -entre las que destacan las actividades de los GAL, aunque no las citó- para no aparecer vinculado a nada que no sea el futuro. "El Gobierno debe apostar por el futuro y dejar a la justicia para el pasado" sentenció. Pero rehuyó exponerse a una sola pregunta de los periodistas sobre medidas concretas de su Gabinete cuando prácticamente ha comenzado ya el nuevo curso político.

José María Aznar no dio ayer oportunidad a los periodistas para que le preguntaran su opinión sobre el relevo del presidente del PP de Cataluña, Aleix Vidal-Quadras, tras haber indicado éste que sólo hará lo que le diga él; ni sobre las medidas restrictivas que incluirán los Presupuestos Generales del Estado para el año que viene, ni sobre otros retos inmediatos que tiene planteados el Gobierno.Llegó a Lerma procedente de la también burgalesa Santo Domingo de Silos, donde almorzó con los monjes benedictinos, al volante de un coche oficial; se reunió con la comisión permanente del PP castellano-leonés y el Consejo de Gobierno regional, jugó una partida de mus y se fue a una cena con militantes y simpatizantes de Quintanilla de Onésimo (Valladolid), la localidad donde veraneaba cuando era presidente de Castilla y León. Pero nada de declaraciones ni de conferencias de prensa.

En su intervención, tras la cena en Quintanilla, Aznar -pantalón azul oscuro, polo azul claro y jersey vainilla sobre los hombros- afirmó: "España puede ser un país segundón y renqueante o un país ambicioso y fuerte. Yo apuesto por lo segundo. Y sé que lo vamos a conseguir". Es decir, España puede estar a la cabeza de los países de la Unión Europea. Y ese deseo se encuentra avalado en estos momentos, añadió, por los datos que indican que la economía va bien y que los índices de empleo, crecimiento económico y déficit público "son buenos".

Antes de este mensaje de ánimo, Aznar hizo recordatorio acerca de que "España ha perdido en su historia muchas fechas" que no ha podido recuperar: "Lo peor sería llegar tarde o no llegar a las condiciones de la Unión Europea. No podemos dejar pasar esta nueva fecha histórica". Y, para conseguirlo, el presidente del Gobierno señaló que es necesario "cambiar la mentalidad del país y avanzar por la senda del control del presupuesto rigor en el gasto público".El presidente afirmó que el Gobierno ya está practicando una política centrista y reformista, "alejada de la radicalidad". Además, Aznar hizo un llamamiento "a la solidaridad y al esfuerzo de todos los españoles para conseguir que España entre desde el primer momento en la Unión, Económica y Monetaria". Y exclamó: "Tengo optimismo y plena seguridad en nuestro futuro".

Aznar explicó que ese optimismo se basa, en parte, en la estrategia del Gobierno para reducir el déficit público y crear empleo estable. El presidente anunció que los presupuestos para el ano que viene suscitarán incomprensiones en algunos sectores sociales, pero defendió que servirán para luchar contra la inflación, el déficit, reducir el precio del dinero y generar más confianza en los inversores.

Aznar también retomó el discurso de su última campana electoral para afirmar que hará de España "un país fuerte y serio, con menos escándalos y más eficacia". Llegado a ese punto, revalidó su compromiso de pasar la página y reiteró que "el Gobierno va a mirar al futuro. Dejemos que sea la Justicia la que investigue el pasado".

Aznar inició su viaje a Castilla y León como líder del PP con una visita al monasterio de Santo Domingo de Silos. Llegó en un helicóptero y recorrió a pie cerca de un kilómetro entre las muestras de simpatía de centenares de personas. Con atuendo informal, tomó de la mano a una niña y, acompañado por el presidente de la Junta castellano-leonesa, Juan José Lucas, llegó hasta la puerta del recinto.Según el alcalde de la localidad, Aznar saludó al abad, Clemente Serna, diciéndole que acudía allí para recibir su bendición y poder ganarse el cielo. El religioso, viejo conocido suyo, le replicó que su bendición la tiene desde hace mucho tiempo. El presidente del Gobierno compartió con los monjes su almuerzo -potaje de garbanzos y carne estofada- y su silencio.

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