Los arquitectos alertan sobre la destrucción del patrimonio industrial
Un estudio detalla el estado de los centros de trabajo en España entre 1830 y 1990
Las fábricas y otros centros de trabajo están desapareciendo del paisaje urbano, un fenómeno sobre el que los arquitectos y estudiosos dan la voz de alarma. "Ya no queda memoria de la cultura del trabajo", dice Julián Sobrino, de 40 años, profesor de Historia en Sevilla, que acaba de publicar el ensayo Arquitectura industrial en España, 1830-1990, editado por Cátedra en sus Cuadernos de Arte. Sobrino pone como ejemplo que en Sevilla, en los últimos ocho años, se ha perdido entre el 40% y el 50% de ese patrimomio.
El autor hace mención con frecuencia en su libro a edificios ya desaparecidos. Sobrino alerta sobre "el peligro inmediato de desaparición de edificios históricos de los siglos XVIII y XIX, e incluso más recientes, los racionalistas de los años cincuenta y sesenta". "Es una arquitectura en peligro, debido a la transformación constante y a los problemas de la industria".Frente a la desaparición de estos lugares de trabajo se movilizan los congresos sobre arqueología industrial y los inventarios que se realizan en las comunidades autónomas, sobre todo en el País Vasco y Cataluña. "La catalogación es esencial para conservar un patrimonio y destacar los edificios más importantes por su autor, por los materiales empleados y la singularidad de formar parte del paisaje urbano o de la memoria del lugar".
El autor calcula que en Sevilla se ha perdido entre el 40% y el 50% de ese patrimonio en los últimos ocho años, y los avisos se suceden, desde el puente metálico de Alfonso XIII a la fábrica de El Pedroso. También destaca actuaciones de protección, como la Asociación de Amigos de la Ferrería de Cades, en Cantabria, que promueve el arquitecto Luis Azurmendi, estudioso de los molinos de marea. Arquitectos españoles como De la Sota, Ortiz Echagüe, Moneo, Sáenz de Oiza, Cano Lasso, Alas y Casariego, Fernández Alba, Correa y Milá, entre otros, han construido fábricas y edificios industriales casi desconocidos frente a otros proyectos urbanos. "Muchos de ellos se refieren a la libertad y las posibilidades de expresión que tienen las obras industriales, sin condicionamientos", dice Sobrino, quien ha investigado en las publicaciones técnicas la participación de estos profesionales. Las tipologías dependen de los sectores productivos, aunque predominan la fábrica en altura o de pisos y las naves, la arquitectura-máquina (como las cementeras) y las viviendas de técnicos.
En su estudio sobre la arquitectura industrial en España Julián Sobrino presenta la metodología y los antecedentes históricos antes de entrar en la arquitectura de la revolución industrial: la ciudad industrial entre 1830 y 1888, la gran industria de 1888-1936 y la fábrica futura de 1939 a 1994. Su investigación recorre las revoluciones industriales para detenerse en sus edificios, que han evolucionado desde una arquitectura anónima a los parques tecnológicos y contenedores inteligentes.
"El libro sigue el propio desarrollo económico en las tres revoluciones industriales que han marcado las nuevas energías, con el carbón, la electricidad y la tecnología e informática. Las necesidades de la industria y sus recursos para organizar el espacio propician las tipologías constructivas junto con la aparición de nuevos materiales de construcción", declara Sobrino.
Babelia
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