Sevilla solicita los Velázquez británicos para celebrar el IV centenario del pintor
Edimburgo dedica una exposición a la producción Juvenil del autor de las Meninas
La Vieja friendo huevos, el mítico, cuadro del joven Velázquez, que es la estrella de la exposición Velázquez en Sevilla que fue inaugurada el pasado miércoles en la National Gallery de Edimburgo, está más cerca que nunca de viajar a España' Con su corto y eficaz discurso inaugural, la alcaldesa de Sevilla, Soledad Becerril, comprometió a las autoridades culturales británicas y a los patrocinadores de ese proyecto ambicioso que es la exposición Velázquez 99, con la que Sevilla celebrará dentro de tres años el cuarto centenario del nacimiento del pintor.
La recíproca, pedía la alcaldesa, y se refería a esos cuadros que no viajaron a la gran exposición Velázquez del museo del Prado, como la Vieja friendo huevos (1618), de la, propia National Galery de Edimburgo o El aguador de Sevilla,. aún menos viajero y propiedad de la Apsley House de Londres. Y todo el mundo parecía estar de acuerdo, los señores enfundados en sus esmoquines para un acontecimiento tan especial: un Emilio Botín bronceado y relajado junto con su colega y siocio lord Younger of Prestwick, presidentes del Banco de Santander y del Royal Bank of Scotiand, y patrocinadores del evento; David Davies, director de la galería nacional, y Michael Clark, comisario de la exposición, que ya en la cena de gala se había convertido en la oportunidad para que se reunieran los grandes especialistas en Velázquez, sus conservadores en todos los museos del mundo desde El Ermitage de San Petersburgo al museo. de Dublín, desde Boston a Barcelona. Enriqueta Harris, John H. Elliott, premio Príncipe de Asturias, y todos los sevillanos implicados en el proyecto del IV Centenario, como Juan Serrera, comisario nombrado para Velázquez 99 o los catedráticos Enrique Valdivielso y Vicente Lleo.Eran los dos cuadros estrella, los emblemas de la exposición del Velázquez todavía sevillano: más sorprendentes todavía si se sabe que Velázquez los pintó antes de cumplir 20 años. Y ser el emblema significa no sólo aparecer en los miles de carteles que llenan Edimburgo, sino los curiosos souvenirs a la venta en el propio museo: la reproducción en barro de la jarra de Vieja..., de la olla de barro, del vaso de cristal del chico al que va a servir el aguador; y vino del Penedés con etiqueta conmemorativa y mermeladas sevillanas, y el delantal de algodón serigrafiado, y las especies españolas que aparecen en los cuadros de Velázquez, ajos, pimienta y laurel.
Eran los emblemas,, pero no estaban solos. Una sorprendente Vista de Sevilla del año 1600 situaba la ciudad natal de este genio, Diego de Silva y Velázquez, que a los 17 años era ya "maestro pintor" y por tanto podía tener taller propio y lo tenía. Genialidad que dejará patente la muestra arropando las 20 obras que se exhiben del joven Velázquez con réplicas buenas copias de su taller así como con algunas obras de sus maestros y sus contemporáneos. Esculturas de Martínez Montañés pinturas y grabados de Pacheco, su maestro y luego suegro; obras de Alonso Cano, Caravagio -ese Marta y María Magdalena que Velázquez "citará" en medio de una escena dornéstica-; un par de Riveras, una señal, un apunte de ambiente y de época.
Y luego, Velázquez. El joven Velázquez, un Velázquez íntimo, doméstico, civil aunque pinte con sabiduría escenas religiosas como Cristo en la casa de Marta y María, La casulla de San Ildefonso, que viajó desde Sevilla, o el magnífico San Juan en Patmos, donde el evangelista escribe, visionario, el Apocalipsis, y que se muestra junto a un apunte sobre el mismo tema de su maestro Pacheco. 0 ese San Pablo' impresionante, que viene de Barcelona. Pero es justo la pintura costumbrista del trabajo y de la vida cotidiana, de la cocina y de la taberna la que domina en este pintor jovencísimo y ya magistral. Edimburgo celebra esta exposición que es un buen ejemplo de cómo abordar, sin alaracas pero con rigor la obra de un maestro y de paso, de cómo extender lo mejor de la cultura española.
Babelia
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