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Manuel Gómez Pereira: "A la comedia normalmente nunca se la trata en serio"

El director finaliza 'El amor perjudica seriamente la salud', su filme más realista

Rocío García

A Manuel Gómez Pereira la comedia le sale de las tripas, de una manera de entender la vida, de entroncar con la cultura de la ironía y el sentido del humor. Este director de cine, madrileño de 43 años, que sabe lo que es arrasar en las taquillas, acaba de finalizar el rodaje de El amor perjudica seriamente la salud, su quinto largometraje y el más realista, "donde el corazón y los sentimientos están más a flor de piel". Gómez Pereira reivindica en su cine la profundización en las obsesiones de la vida a través de la comedia y se lamenta de que "normalmente nunca se la trata en serio".

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Dice que le salen las cosas de una manera poco calculada y contesta con un "no sé" lento pero firme cuando se le pregunta qué tiene su cine que no conoce el fracaso. Ya su debú, en 1991, con Salsa rosa se convirtió en todo un éxito de público, que no le ha abandonado en los cuatro filmes siguientes: ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?, Todos los hombres sois iguales y Boca a boca. "A lo mejor es que soy muy básico y conecto con el público. Yo hago las películas que quiero ver y, a partir de ahí, aunque parezca una frase hecha, me convierto en un espectador cuando estoy dirigiendo. Es verdad que haces un trabajo intelectual, que intelectualizas todo el proceso, pero hay un momento en el que te tienes que convertir en un ser absolutamente primario, no en el sentido peyorativo del término. Cuando yo digo la palabra 'acción' es como si ya estuviera sentado en la fila siete u ocho de una sala de cine. Es ahí donde tienes que atrapar al espectador".Gómez Pereira se pone muy serio cuando empieza a trabajar en una historia pero, de pronto, le sale la cosa de la pandereta -"me sale la vena, es incontrolable"- y se deja llevar, rebelándose así contra esa creencia de que la ironía es incompatible con la seriedad. "No se trata de reivindicar a la comedia porque se la trate de una manera peyorativa. Yo no hago sólo comedia, lo que pasa es que, a lo mejor, lo que queda es la risa y las entretelas pasan más desapercibidas. La comedia corresponde a un punto de vista de la vida, a una cierta ironía, a no tomarte en serio muchas cosas. Siempre a la hora de escribir tienes la espada de Damocles de que si me lo tomo por la vena irónica parece que voy a ser más serio, y luego pienso: ¿por qué no? No quiero entrar en el juego de que al hacer la primera lectura de una película como comedia la tachen solamente de comedia. No se trata de no entrar en profundidad en las obsesiones de la vida, entras exactamente igual en la profundidad contándolo en tono de comedia".

"En pelotas"

"Siempre vas más en pelotas en la comedia, porque normalmente nunca se la trata en serio. Me molesta que digan simplemente que tal o cual director ha hecho una comedia. En la comedia hay muchas cosas, como en un día en la vida de cualquier persona en el que hay felicidad, pasión, dulzura, amargura y risa. Yo intento crear toda esa sensación. Lo complicado es mantener la atención del espectador desde el principio, apasionarle, atraparle y hacer que sienta todo eso que tú sientes", añade este director, a quien le han llegado cariñosos elogios de todo un maestro de la comedia española como Luis García Berlanga. Que Gómez Pereira le devuelve y añade el nombre de Rafael Azcona. "Ellos han creado un tipo de comedia, en un momento en el que era muy difícil, donde hay un retrato social, donde hay unos personajes a los que les pasan cosas de verdad", dice de Berlanga y Azcona."El error es creerse gracioso en la comedia". Esta afirmación y el resto de su discurso en torno al género cinematográfico de la comedia le va que ni al pelo. Algo serio, cuando sonríe en sus ojos aparece, como de repente, esa vena irónica de no tomarse las cosas demasiado en serio. Y menos que nada a él mismo. "Hay que ser muy serio en la comedia, desde el planteamiento del guión, el director, la interpretación de los actores y la puesta en escena. No se trata de hacer gracia, el personaje que funciona en comedia es el más serio. El efecto más positivo de la comedia es el de Jack Lemmon en El apartamento, que produce ternura, hilaridad a veces, porque él es un personaje absolutamente íntegro y serio".

Gómez Pereira sabe que está en el filo, que en la comedia es muy difícil experimentar y que lo principal es que eso que estás contando sea creíble. ¿Hasta dónde esta situación puede ser creíble, hasta dónde tienes que llegar sin pasarte para que resulte verdad? Estas son las preguntas que tiene siempre presentes. "Es muy fácil en la comedia tirarte por unos derroteros por el hecho de que al ser una comedia el espectador lo va a asumir, que no va a pasar nada, pero es absolutamente mentira y, además, es ahí donde puedes fracasar estrepitosamente. Lo terrible de la comedia es que los personajes no sean de carne y hueso, que el espectador no se sienta identificado con lo que está pasando en la pantalla".

Consciente de que "para hacer comedia hacen falta dotes de humildad", Gómez Pereira se pone al servicio de la historia que cuenta, olvidando algo que gusta a todos los directores que es lo de ser autores. "En la comedia, lo que más se nota es lo que no se tiene que notar. No es falsa humildad, tienes que hacer el trabajo de manera que no se note la cámara y la puesta en escena, que todo sea fluido. Y a veces tiene! que dejar aparcada la retórica y el sello de director".

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