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Hallados los motores del avión de la TWA, mientras el FBI refuerza la tesis del atentado

Antonio Caño

El hallazgo ayer de los motores del avión de TWA, que todavía no han sido sacados del fondo del océano, puede aportar nuevas pruebas sobre las causas del siniestro, que siguen siendo oficialmente un misterio, a pesar del extraño sonido escuchado en el primer análisis de las cajas negras. El viaje a Nueva York, donde ocurrió el siniestro, del director del FBI, Louis Freeh, parece, sin embargo, una señal de que el Gobierno está cerca de declarar el suceso como un acto criminal y de darle a esa agencia policial toda la autoridad en la investigación del caso.

Un portavoz del FBI dijo que el viaje de Freeh tenía el propósito de recibir información de primera mano de parte del centenar de agentes que trabajan sobre el terreno. La misma fuente añadió que Freeh no tenía previsto por el momento hacer ningún anuncio sobre la marcha de la investigación. Pero una iniciativa así por parte del director del FBI sería improbable, si no hubieran aumentado las sospechas de que el Boeing 747 que cayó sobre el mar el pasado día 17 con 230 personas a bordo fue derribado por un atentado terrorista.Varios medios de comunicación norteamericanos citaron ayer fuentes oficiales anónimas que dijeron que, después de los datos encontrados en las cajas negras, las posibilidades de un accidente han quedado reducidas a menos de un 10%.

Una de las cajas negras mostraba que todos los datos técnicos del avión eran los de un vuelo normal. La otra caja, la que recoge las grabaciones en la cabina de los pilotos, registraba un sonido desconocido de una fracción de segundo en el momento en el que se interrumpe la grabación.

Los expertos están ahora utilizando sofisticados instrumentos para descomponer ese sonido, compararlo con toda la gama de sonidos archivados en los laboratorios en Washington y comprobar si, como se sospecha, se corresponde con el de la explosión de un bomba o el de otro artefacto que podría haber impactado contra el avión desde fuera, como un misil.

En el caso del avión de Pan Am, que en 1988 se estrelló sobre Lockerbie por una bomba, también se escuchó un breve sonido en el momento de interrumpirse la grabación de las cajas negras. Lo mismo ocurrió en un vuelo de Air India que fue derribado por una bomba en 1985. Como en esos siniestros, los especialistas podrán ahora, al analizar el sonido registrado, precisar en qué lugar del avión se originó éste. Eso se consigue mediante el cálculo de la velocidad a que se traslada el sonido a través del metal.

En la investigación del avión de Pan Am, fue ese cálculo el que sirvió para saber que el sonido se había producido en el compartimento de equipajes, donde después fueron encontrados los rastros de una bomba.

Si los exámenes de las cajas negras del vuelo TWA 800, que se realizan en estos momentos, no prueban esas sospechas, habrá que esperar al análisis de los restos del fuselaje, que van siendo recuperados del fondo del mar poco a poco.

Los motores del avión, que fueron encontrados ayer, pueden ser una pieza fundamental en esta investigación. Según el vicepresidente del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte, Robert Francis, los motores fueron localizados ayer por los barcos que participan en el rescate. Pero Francis pronosticó que no podrían ser sacados del fondo al menos hasta hoy, porque se requiere poner en marcha una complicada operación para recuperarlos.

El problema, según los encargados del rescate, no es sólo el peso de los motores, que ronda los 4.000 kilos, sino la preocupación que todavía existe por encontrar los cadáveres que aún no han sido recuperados.

Robert Francis ha advertido que el rescate de los cadáveres (103 quedaban todavía ayer en el fondo) sigue siendo la primera preocupación, y que las piezas del fuselaje sólo serán movidas si se comprueba que con eso no se pone en peligro la recuperación de los cuerpos que puede haber en su interior.

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