¡Ave Cuba!
Los beatos del antiamericanismo se escandalizan ante la intromisión de los EE UU en los negocios realizados fuera de su territorio por extranjeros traficando con propiedades incautadas por el régimen dictatorial del Castro en Cuba o haciendo nuevas inversiones en las repúblicas fundamentalistas de Irán y Libia. No critican, sin embargo, el que Alemania, profundamente respetuosa de la extraterritorialidad, se abstenga de castigar a quienes corrompen a autoridades y políticos en los bajos comerciales de la Unión Europea, como se sospecha hizo la compañía Siemens en España.En el momento de la contratación de las primeras obras para la construcción y puesta en marcha del AVE Madrid-Sevilla se dijo que una compañía japonesa había presentado una oferta considerablemente más económica que las de las compañías agraciadas, la francesa Alsthom y la alemana Siemens. La explicación dada en los pasillos del Congreso fue que "el material francés transportaba etarras extraditados". No se sabía entonces lo que transportaba el material de Siemens.
De un informe pericial encargado por la Juez Teresa Chacón, que investiga las vías de la supuesta financiación irregular del PSOE, parece desprenderse que la firma alemana Siemens pactó el pago de 2.618 millones de pesetas en comisiones a diversas sociedades-fantasma gestionadas por personas ligadas con la directiva socialista: recordaremos sólo los nombres de Aida Álvarez (memorable por su cámara frigorífica para abrigos de piel en su casa de La Moraleja), Francisco Ornia (entonces director del gabinete de infraestructura y seguimiento para situaciones de crisis en el Palacio de la Moncloa), Juan Carlos Mangana (miembro del comité electoral del PSOE en 198,6), y Sotero Jiménez (secretario particular de Guillermo Galeote). Posteriormente, y en el curso de la ejecución de sus contratos, la firma Siemens consiguió que Renfe revisara. al alza los precios por instalaciones de señalización en un 51,35% y los del contrato de electrificación en un 35,58%.
En 1989, la ley alemana, además de no considerar delictivas penalmente hablando esas aplicaciones de vaselina, permitía que se dedujeran en -el impuesto de sociedades. Desde el 1 de enero de 1996, el derecho alemán excluye de la categoría de gastos deducibles las comisiones irregulares pagadas en el extranjero; pero sigue sin ser delito el corromper autoridades y políticos extranjeros para conseguir contratos.
En los EE UU en cambio, la ley de prácticas corruptas en el extranjero castiga con la cárcel, a raíz del escándalo Lockheed, desde hace unos veinte años "el uso del correo de los EE UU, o del comercio interestatal o extranjero" para ofrecer, prometer o pagar cualquier valor a autoridades de un gobierno o partido extranjeros con el fin de que violen su deber en la concesión de contratos o negocios.
El Comité de Inversiones Extranjeras y Empresas Multinacionales de la OCDE acaba de presentar al Consejo de esa organización un informe sobre el Soborno en las transacciones internacionales. Su lectura es desoladora. Aparte los EE UU, sólo Reino Unido tiene instrumentos legales para perseguir penalmente a sus súbditos cuando corrompan a cualquier gestor público o privado o acepten ser corrompidos, pero no son aplicables a actos cometidos enteramente en el extranjero. Unos pocos países excluyen esos pagos de la deducción en el impuesto de sociedades.
Es fácil acusar a los EE UU de imperialismo porque persiguen compraventas de propiedades expoliadas por el Gobierno de Cuba, o por que quieren limitar las inversiones futuras (las pasadas no se ven afectadas) de sus aliados en Libia y en Irán. Los países de la Unión Europea, en vez de tomar represalias contra la democracia americana, deberían concertarse con ella para acordar medidas que forzaran la vuelta de Cuba a la democracia e hicieran cesar el apoyo de Libia e Irán al terrorismo islamista. En vez de eso, los gladiadores europeos entretienen a los nerones de la Habana, Trípoli y Teheran, al grito de Morituri te salutan.
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