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"Paz fría" en la guerra de los medios

La sombra de Murdoch aparece detrás de varias alianzas en Europa y EE UU

"Paz fría" es una de las expresiones usadas para describir las tensas relaciones que mantienen Silvio Berlusconi y el Gobierno de Romano Prodi. Pero podría aplicarse con mayor propiedad a las alianzas de medios que están produciéndose en los Estados Unidos y en Europa. La obsesión por combinar "contenidos" (derechos sobre películas, deportes, música o información) con los "soportes" necesarios para distribuirlos masivamente (cadenas de televisión, sistemas de cable o satélite) origina concentraciones inimaginables hace muy pocos años.

En el verano pasado, el imperio Disney se quedó con ABC, una de las mayores cadenas de televisión de los Estados Unidos. A las pocas semanas, Ted Turner, creador de la CNN, aceptó un acuerdo para ser absorbido por el grupo Time Warner. Ese pacto es el que acaba de recibir el visto bueno de la autoridad reguladora de los Estados Unidos.

Mientras la CNN proporciona información, Ted Turner aporta también otras cadenas (TNT, Cartoon Network), así como actividades de producción y distribución de cine. Time Warner es incomparablemente más grande. Arrastra la carga de una deuda histórica, pero reúne los fondos de la Warner Brothers, la cadena de cine HBO, estudios de cine y televisión y el segundo de los mayores sistemas de distribución por cable de los Estados Unidos (11,7 millones de abonados en la actualidad).

Todo noticias

Una de las condiciones impuestas por la autoridad reguladora de los Estados Unidos para dar el visto bueno a esa fusión podría favorecer a un tercero que, hasta ahora, no había aparecido en ese escenario. Se trata del magnate Rupert Murdoch. El asunto es que Time Warner ha pactado con la Comisión Federal de Comercio la inclusión en sus sistemas de cable de un segundo canal de noticias que compita con la CNN, dándose para ello un plazo de tres a cinco años, según afirma The New York Times.No hay precedentes en los Estados Unidos de que un mandato gubernativo obligue a un operador a servir a millones de clientes una programación tan específica. Pero lo más interesante es que Murdoch dispone de un proyecto de canal todo noticias y quiere buscarle un hueco en el sistema de cable de Time Warner. Distribuir un nuevo canal de información en millones de hogares, y en tan corto plazo de tiempo, no sería un mal comienzo para un canal de noticias.

Con 65 años cumplidos, Rupert Murdoch da muestras de haberse embarcado en una operación de televisión que tiene dimensiones planetarias, por más que su grupo empresarial, News Corporatión, no sea el mayor del mundo en medios de comunicación. Con una cifra de negocios de 1,1 billones de pesetas anuales, el grupo de Murdoch se sitúa detrás de los norteamericanos Time Warner y Disney/ARC, así como del Bertelsmann alemán.

El grupo de Murdoch acaba de anunciar una operación en los Estados Unidos. Se ha comprometido a adquirir nuevas estaciones de televisión por 2.400 millones de dólares (casi 300.000 millones de pesetas), lo cual le haría dueño de emisoras que llegan al 40% de los 96 millones de hogares norteamericanos con televisor. Su actual cadena Fox y los estudios de que dispone aumentarían así espectacularmente las posibilidades de distribución de sus contenidos.

El deporte como motor

Los fondos de películas y el deporte también son los principales motores del cruce y descruce de alianzas que vienen produciéndose vertiginosamente en Europa durante los últimos meses.En Alemania todavía ha, mucha gente estupefacta de que la familia Kirch se haya comprometido a gastar el equivalente a 280.000 millones de pesetas en los derechos de retransmisión de los dos primeros campeonatos mundiales de fútbol del siglo XXI. Puede que Murdoch tenga, otra vez, algunas de las respuestas para esa incógnita, puesto que su compañía británica, BskyB, acaba de aliarse con el grupo de Kirch. Al menos no hay duda de que Murdoch persigue tener acceso a la mayor cantidad de derechos de transmisión deportiva que le sea posible.

Murdoch precipitó la ruptura con el grupo Bertelsmann -el gran competidor de Kirch en Alemania- probablemente porque deseaba un ritmo mucho más rápido y un papel mucho más definido para sí mismo en el marco audiovisual europeo.

Bertelsmann, por el contrario, ha preferido consolidar antes una opción nítidamente europea. Su alianza con la Compagnie Luxembourgoise de Teledifusión (CLT) facilita una gran potencia de distribución, dada la gran cantidad de cadenas que CLT domina. Es cierto que esa operación ha puesto interrogantes a los pactos previos entre Bertelsmann y Canal + Francia, pero está última sigue siendo muy importante como poseedora de derechos, tanto en cine como en deportes. BerteIsmann no se ha parado: continúa buscando nuevos aliados para organizar un conglomerado de dimensiones colosales.

La otra respuesta a la barbaridad de dinero comprometido por Kirch en el fútbol está en la masiva multiplicación de canales que ha anunciado a plazo tan corto como el próximo día 28, en que pone en marcha 17 canales más. Bertelsmann también anuncia para otoño sus programaciones nuevas.

No hay más remedio que llenar de contenido tantos y tantos canales: de lo contrario nadie pagará por verlos. Los alemanes sólo están acostumbrados a pagar por ver la televisión pública o por tener acceso a Premiere, el único canal privado de pago entre la treintena que se difunde. Y no parece fácil sufragar con publicidad otros cincuenta nuevos.

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