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Temor en Itea al sistema catalán

Bajo la luna llena, con el pequeño pueblo de Itea y el campo de olivos de Crisa a la espalda, profesores de instituto de la Generalitat catalana relatan a 34 compañeros de otras autonomías las vicisitudes por las que están pasando las lenguas clásicas en Cataluña desde que viera la luz el decreto 98 de 1992 de la Generalitat. En un instituto medio, entre 385 de los llamados créditos variables (un crédito equivale a 35. horas), los alumnos tienen que elegir, a lo largo de los dos años del segundo ciclo de la ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria), 21. De éstos, sólo dos corresponden a la cultura clásica. "La mayoría de los centros ya no tienen departamentos dedicados al latín y al griego y eso significa que no hay jefes de departamento que puedan formar parte de la comisión pedagógica", comentan los profesores de Cataluña.Ante este relato, el horror empaña las caras de los demás profesores. Temen un efecto dominó. Y ese miedo desata las intervenciones apasionadas en las que el mensaje arroja un "basta ya de atacar a las humanidades".

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No comprenden este castigo. No se consideran responsables. Los tiempos del aprendizaje ladrillo con su letanía de declinaciones quedaron muy atras. "¿Deficiencias?", se preguntan. "Muchas más y más profundas han venido produciéndose en materia de ciencias donde el número de suspensos es a veces despropocionado", contestan. Y vuelven a preguntar: "¿Qué pasaría con estas asignaturas de protección oficial si tuvieran que concentrar sus, enseñanzas en seis meses como nos viene ocurriendo a nosotros desde hace años?".

Una profesora de Madrid cuenta: "La mitología ha sido la asignatura más demandada de nuestro centro y ahora nos la van a quitar". Otra, de Valladolid, insiste en que la LOGSE aleja cada vez más la enseñanza media de la universitaria. Y todos se llevan las manos a la cabeza cuando, haciendo cuentas, comprueban que si antes de la reforma había en un instituto medio tres profesores de latín, ahora pasan a ser uno. Y en griego, de uno a uno o a ninguno. "¡Nos pondrán a dar lengua, o música, o vaya usted a saber!", exclaman. "Nos meterán en los despachos", sentencia una voz.

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