La propagación del virus de la gripe aviar en granjas de vacas lecheras de Estados Unidos inquieta a la OMS
Los análisis muestran una elevada presencia del patógeno en la leche de los animales infectados
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mostrado este lunes su inquietud por los brotes de gripe aviar detectados en las últimas semanas en granjas de vacas lecheras en Estados Unidos. “Es un motivo de preocupación que el virus infecte a nuevas especies [de animales] y, con ello, aumente el número de personas expuestas al patógeno”, ha afirmado la directora del organismo para epidemias y pandemias, Maria Van Kerkhove.
Un total de 36 granjas en nueve Estados de EE UU han detectado hasta el momento casos de gripe aviar en sus rebaños. Los brotes fueron descubiertos en marzo después de las investigaciones iniciadas en enero, cuando varias explotaciones notaron una caída en la producción de leche. La sintomatología presentada por los animales es muy leve o casi indetectable. Aunque las investigaciones siguen abiertas, estas apuntan a que el origen de las infecciones estaría en aves silvestres que entraron en contacto con el ganado.
La forma en la que el virus se transmite entre las vacas sigue siendo un misterio. “No parece que la transmisión sea [directa entre animales] a través de las formas habituales en las infecciones respiratorias. Más bien parece que algún elemento utilizado en el ordeño de los animales es el que facilita la propagación del virus, aunque por ahora esto son hipótesis en investigación”, ha precisado el director del Centro de Investigación sobre Patologías Aviarias de la OMS, Richard Webby. El movimiento de ganado entre explotaciones sería lo que explicaría que el virus haya sido detectado en decenas de granjas. “Es muy probable que el número de explotaciones con casos sea mayor que las [36] detectadas oficialmente”, ha añadido este experto.
Hasta el momento, solo un trabajador ha resultado infectado en relación a estos brotes. Se trata de un hombre de Texas que ha desarrollado síntomas leves tipo conjuntivitis, pero no respiratorios. La sospecha es que el virus llegó a sus ojos al rascárselos con la mano infectada después de tocar a una vaca infectada.
La información ofrecida en un encuentro con expertos y periodistas este lunes revela que la leche de los animales afectados tiene una elevada carga viral, aunque los patógenos con capacidad de infectar desaparecen con el proceso de pasteurización. La OMS, al igual que las autoridades de EE UU, recomiendan no consumir leche ni productos elaborados con ella que no hayan sido sometidos a este proceso térmico, una práctica minoritaria pero extendida en el país.
Los datos disponibles también muestran que hasta un 20% de la leche analizada a la venta en los Estados afectados contiene partículas virales, aunque estas no son infecciosas. Las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento no han encontrado virus con capacidad de infectar en otros productos de origen animal como carne y huevos en los circuitos de venta de alimentos.
Por ahora, la OMS sigue considerando “bajo” el riesgo que estos episodios suponen para la población general y “de bajo a moderado” para los trabajadores de las granjas y otras personas expuestas al ganado. En el entorno de las granjas también han sido detectados gatos y mapaches infectados con el virus.
Sin riesgo aparente para las personas
Pese a ello, los responsables del organismo no ocultan su preocupación por el peligro que supone la presencia del virus en el ganado, ya que aunque por ahora ningún dato apunta a un mayor riesgo para las personas, el hecho de que el patógeno circule y se replique en mamíferos cercanos al ser humano aumenta las probabilidades de que desarrolle mutaciones que le permitan adaptarse.
El virus causante de los brotes es el del clado (variante) 2.3.4.4b, surgido en 2020 y que rápidamente se propagó por la mayor parte del mundo a través de aves migratorias, causando la muerte desde entonces de cientos de millones de aves. En estos cuatro años, virus también ha infectado a otras especies de mamíferos, lo que ha aumentado la preocupación entre los expertos por si las mutaciones que lo hacen posible pueden hacer que el patógeno esté más cerca de adaptarse al ser humano. Por ahora, sin embargo, este clado ha tenido un impacto casi nulo sobre las personas. La OMS solo tiene documentadas 13 infecciones en seres humanos, casi todos ellos leves, o muy leves.
En un informe de riesgo publicado el pasado 23 de abril junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial para la Sanidad Animal (OMSA), la OMS alertó de que “los virus de la influenza aviar A(H5N1), especialmente los del clado 2.3.4.4b, continúan diversificándose genéticamente y propagándose geográficamente”, lo que unido al salto a mamíferos confiere al patógeno “mayores oportunidades para el reordenamiento viral generando nuevos genotipos”. Un ejemplo de ello ha sido la “detección de una nueva forma de virus de influenza A(H5N1) en aves de corral en Camboya, Laos y Vietnam” que contiene “las proteínas de superficie del clado 2.3.2.1c que ha circulado localmente, pero genes internos del clado 2.3.4.4b”.
El documento recordaba que “hasta la fecha, ha habido informes limitados de transmisión entre mamíferos a pesar del aumento de infecciones” y sostenía que, “aunque falta evidencia directa, las grandes mortandades de mamíferos marinos provocadas, la infección en múltiples granjas de animales de peletería en Finlandia y visones en España son consistentes con la propagación de mamífero a mamífero en estos casos”.
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