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Bajo la sonrisa triste de Apolo

Profesores españoles reivindican en Delfos la enseñanza de la cultura clásica

ENVIADA ESPECIALApolo parece contento. Desde su santuario en Delfos, clavado en el monte Parnaso, abraza con una sonrisa de triunfo la enseñanza del griego antiguo. A Delfos, ombligo de la tierra sobre el que dejaron caer la Piedra Sagrada las dos águilas que soltó Zeus, una de levante y otra de poniente, han llegado este año los profesores de enseñanzas medias y universidad españoles para recordar que el griego sigue estando vivo y dispuesto a navegar rumbo a, la batalla contra olas tecnológicas y reformas educativas. Reformas que insisten en renunciar a los orígenes y pretenden que el griego y el latín son lenguas muertas, mientras la actualidad reclama pensamiento y reflexión ante los cambios acelerados y la crisis de nuestra era, donde las democracias vuelven a vivir, como ya sucedió en la Grecia antigua, momentos de cambio de valores.

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Nada puede escapar, según los expertos -reunidos en el Centro de Cultura Europeo de Delfos en el seminario sobre Enseñanza del Griego Antiguo y la Civilización Griega Clásica-- los puntos de referencia que brotaron y crecieron en aquella Grecia descubridora de la razón, la personalidad humana, la tragedia y la democracia.

Es la primera vez que los profesores de medias españoles acuden a esta segunda convocatoria de formación permanente (en 1995 fueron los daneses) invitados por el CCED. La Coordinación del curso ha estado en manos de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC) que preside el catedrático Francisco Rodríguez Adrados. "Siempre estamos atentos a las experiencias de renovación", comenta Alfonso Martínez, profesor titular de griego y vicepresidente de la SEEC. "Si se hace un recuento de las actividades científicas y pedagógicas españolas desde 1970", subraya, "más de un 70% han sido dirigidas y organizadas por profesores de latín y griego.

La pervivencia del griego está siendo el punto neurálgico de estas jornadas y en estos días de Delfos está quedando demostrado que la cultura clásica extiende sus raíces hasta nuestros días en la poesía, en la literatura, en la canción, en las maternaticas... "En Grecia surge por primera vez el planteamiento teórico de las matemáticas", afirma en su intervención Vasilis Karasmanis, profesor de Filosofía en una universidad politécnica. "La práctica matemática ya había existido, pero su explicación llega con Grecia".

También esas raíces recorren la historia política y económica hasta llegar a nuestros días, camino que explica el español Francisco Rodríguez Adrados estableciendo una relación entre las democracias antiguas y las modernas: "El humanismo es el suelo sobre el que crece el desarrollo intelectual y político de Europa, formado por el conocimiento de los clásicos".

Creado en 1977 bajo los auspicios del Consejo de Europa, y bajo la supervisión del Ministerio de Cultura griego, el CCED es el único centro de estas características en la Unión Europea. Promueve la cultura europea a través de multitud de seminarios, conferencias, exposiciones y reuniones de investigación universitaria. "Es un lugar vivo, donde el mundo clásico se mantiene como un reto ante la civilización de la economía", explica Vasilis Karasmanis, director del centro. "Siempre que se producen cambios en las civilizaciones, aparece la necesidad del retorno a las raíces y precisamente ahora, que necesitamos saber del mundo clásico en una sociedad donde todo es dinero y comercio, muchos países están alejando a sus jóvenes de ese saber. Es en la escuela y no en la universidad donde los jóvenes tienen que empezar a conocer las respuestas que hubo en el pasado y se mantienen vigentes", añade Karasmanis.

Aquel Delfos del mensaje "ahora la intuición imposible cena con los dioses", reclamó a principios de los años cincuenta y a través del poeta Angelos Sikelianós, que el Tratado de Roma convirtiera el griego en lengua oficial de la que iba a ser la Comunidad Europea. El argumento: buscar una lengua capaz de expresar todo y que diera ventajas al menor número posible de ciudadanos comunitarios. La propuesta volvió a ser votada como tentativa el año pasado en la Comisión y no prosperó por un único voto.

Dentro de la caída que viene sufriendo la cultura clásica a través de las reformas educativas españolas, el griego moderno está comenzando a acompañar al clásico en algunas aulas. Es un nuevo intento por la supervivencia de unas enseñanzas que están siendo defendidas incluso por investigadores de las ciencias duras, por empresarios y cazatalentos, como los que en Roma, en 1990, constataron en un trascendental congreso que el latín es el "futuro de una Europa inteligente".

A vueltas con su batalla en defensa de la enseñanza del latín y el griego, los profesores españoles presentes en Delfos proponen que la cultura clásica sea asignatura obligatoria en alguno de los dos cursos del último ciclo de la ESO, que el cuarto curso de la ESO se diversifique en dos ramas, una de ellas a elegir por los alumnos que vayan a cursar bachillerato; que el griego entre a formar parte de la prueba de selectividad y que sé paralice el adelanto de la implantación del cuarto de la ESO porque con él empezaría a suprimirse ya, el latín que se cursa ahora en segundo de BUP.

Cuando en 1867 la reforma (le las enseñanzas medias de entonces suprimió el griego, don Marcelino Menéndez y Pelayo calificó tal decisión de "insigne desatino". A su juicio, España correría un retroceso hasta colocarse siglos atrás de sus compañeros europeos. Y lo que corregiría para bien de la cultura clásica la reforma de 1938 fue atacado de nuevo en 1970 por la Ley Villar Palasí. Un ataque que los profesores ven agravado con la LOGSE, que, en su opinión, deja a las humanidades en "peligro de extinción".

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