Dionís Muñoz, dermatólogo: “Los tatuajes rojos son los que dan más reacciones y los blancos son imposibles de borrar”
El experto en tatuajes expone los riesgos de una práctica seguida por una tercera parte de las personas de entre 20 y 40 años
Los tatuajes han protagonizado en solo tres décadas un proceso vertiginoso que los ha catapultado desde la práctica marginalidad y transgresión hasta convertirse en un fenómeno social y estético. Un tercio de la población de entre 20 y 40 años luce hoy estos dibujos en la piel, un porcentaje que según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) sigue creciendo. En un encuentro reciente organizado por esta sociedad científica, que ha celebrado estos días en Madrid su congreso anual, Dionís Muñoz (Bellreguard, 71 años), uno de los mayores expertos de la especialidad en España sobre los tatuajes, ha alertado de que estos también pueden convertirse en un problema de salud cuando no se respetan unas recomendaciones aparentemente sencillas, pero que no siempre resultan fáciles de cumplir. Las ha bautizado como Las 10 reglas de oro para un tatuaje responsable.
Pregunta. ¿Qué le llevó a escribir estas recomendaciones?
Respuesta. Todo lo que he visto en la consulta en más de tres décadas. Tatuarse es una forma de expresarse, de gustarse, de sentirse bien... Es una lástima que esas buenas intenciones puedan causar un sufrimiento por no respetar unas normas básicas.
P. Empecemos. La primera: “Tomar la decisión serenamente”. Sentido común, ¿no?
R. Sí, pero ¿quién no se ha dejado llevar por un impulso o le ha arrastrado el grupo? Tatuarse es un proceso íntimo e individual. Uno debe pensar de forma serena si quiere hacerlo y cómo. Esto es especialmente importante en personas con determinados perfiles de personalidad, o que pueden pasar por momentos complicados.
P. La segunda insiste en pensar bien el diseño y la localización. ¿Cambia el sentido de un tatuaje según dónde nos lo hacemos?
R. Completamente. El mismo tatuaje adquiere un carácter mucho más desafiante y transgresor si se hace en lugares visibles, la cara en primer lugar. Y esto puede tener consecuencias en ámbitos como el laboral.
P. La tercera dice que hay que acudir siempre a un centro de tatuajes homologado. ¿Hay intrusismo en el sector?
R. Sí. Hay que tener cuidado con ofertas que se promocionan para hacerse tatuajes en casas particulares u otros establecimientos que incumplen la normativa. O cuando se viaja a otros países. En España es muy sencillo comprobar si el centro cuenta con los permisos de la comunidad autónoma, pero igual lo es menos en otros lugares [omite decir cuáles] donde no conoces la normativa ni, probablemente, el idioma. Te haces un tatuaje de recuerdo de vacaciones y te llevas de paso una buena infección. ¡He llegado a atender casos de tuberculosis!
P. Aquí en España, hace dos años, 20 personas contrajeron la viruela del mono en un centro de tatuajes y piercings de Cádiz. El caso llegó a ser publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet Infectious Diseases.
R. Esto demuestra la importancia de cumplir la normativa. A favor del sector debo decir que en España veo a muchísima gente muy bien preparada.
P. De eso habla otro punto de su decálogo: hay que investigar la capacitación artística del tatuador.
R. Sí, pero este es el punto que menos tiene que ver con la salud y más con la estética. Vienen personas queriéndose hacer un cover [cubrir] con otro tatuaje o quitar el que les han hecho porque no están contentos con el resultado. Por eso mi consejo es investigar, ver lo que ha hecho cada tatuador y buscar el que más se acerque a lo que queremos. Hay auténticos artistas, pero cada uno en su estilo. No hay que precipitarse y es buena idea dedicar un tiempo a buscar al indicado.
P. Otro punto: las tintas. Terreno pantanoso, ¿verdad?
R. Mucho, y por varias razones. Pero hay que insistir: siempre, siempre y siempre hay que exigir que solo se utilicen tintas homologadas. La mayoría de problemas vienen por utilizar las que están fuera de la normativa o por no saber cuáles se han utilizado.
P. Pero, ¿por qué se usan tintas no homologadas?
R. La Unión Europea tiene una normativa bastante estricta. Los pigmentos de las tintas se quedarán toda la vida en tu organismo, llegarán a los ganglios, se degradarán... La UE es estricta, pero es que lo tiene que ser. Lo que pasa es que es la más estricta del mundo y esto deja fuera del mercado a algunos productos. Y hay tatuadores que los echan de menos, los compran por internet y acaban usándolos igualmente. Y luego están las estrellas.
P. ¿A qué se refiere?
R. Hay tatuadores que son auténticas estrellas internacionales, con decenas o cientos de miles de fans, y que hacen giras mundiales. Cada uno tiene sus marcas favoritas. ¿El problema? Que el tatuador puede ser australiano y utilizar tintas homologadas en su país, pero que no lo están en Europa.
P. ¿Y entonces?
R. Que asumes muchos riesgos si no sabes con qué te tatúan. Mi sexta regla es que siempre hagas una foto del frasco de la tinta y la guardes por tiempo indefinido. Porque si luego vas a tener un problema, que puede ocurrir hasta 10 o 15 años más tarde, va a ser más fácil tratar si conoces la composición. Lo que ocurre es que quien utiliza tintas no homologadas difícilmente va a aceptar que hagas la foto.
P. Su séptima regla es de lo más sugerente: “El color rojo, el más problemático”.
R. El 80% o más de las complicaciones o reacciones que dan los tatuajes son los de color rojo. No sabemos el porqué. Se dice que es porque están hechas con sales de mercurio, pero hace 40 años que fueron prohibidas. Lo más molesto y peligroso es que el rojo puede tener en ocasiones un efecto cascada.
P. ¿Efecto cascada?
R. Sí. Tú puedes tener cinco tatuajes que tienen partes de color rojo, alguno desde hace 10 años. Y te haces el sexto, que tiene una pequeña parte de rojo. Pasado un tiempo, esta parte empieza a inflamarse y picar. Entonces, el proceso inflamatorio puede extenderse a otras tintas rojas del mismo paciente que no habían dado problemas en todos estos años.
P. ¿Por qué?
R. Es complejo, porque los pigmentos de las tintas se degradan e interaccionan con los tejidos. Son procesos inflamatorios, aunque desconocemos las causas.
P. ¿Se sabe a qué porcentaje de personas con un tatuaje afectan?
R. No, no lo sabemos. No hay registros. En cualquier caso es algo excepcional, muy poco frecuente.
P. ¿Cómo se tratan estos procesos?
R. Lo primero que hay que hacer es ir al dermatólogo para descartar que sea un caso de granuloma sarcoideo, que puede ser la primera y única manifestación de una sarcoidosis sistémica. Pero no está causada por el tatuaje. Descartado esto, la inflamación se trata con corticoides. Si el paciente no responde, hay que quitar la parte del tatuaje afectada, lo que se puede hacer mediante cirugía o con láser.
P. ¿Es fácil quitar un tatuaje?
R. Depende. El negro es muy fácil y requiere de muy pocas sesiones. El azul turquesa es complicadísimo. Y el blanco, prácticamente imposible.
P. ¿Por qué?
R. Esto depende de la longitud de onda del láser utilizado y viene determinada por el espectro de absorción del color utilizado. El mayor problema es cuando se mezclan colores, lo que puede dificultar enormemente quitar el tatuaje.
P. Usted hablaba antes de leyendas urbanas. Dicen que si una mujer se hace un tatuaje en la parte baja de la espalda, no le podrán poner la epidural en el parto. ¿También lo es?
R. Totalmente. El anestesista tiene varias formas de solventar eso. Esto fue un mensaje que se lanzó hace muchos años con cierta malicia, para demonizar a los tatuajes exagerando sus riegos. El resultado ha sido contraproducente, porque generó incredulidad en algunos colectivos y ahora cuesta más que les lleguen los mensajes adecuados.
P. ¿Y cuáles son estos mensajes?
R. Que el tatuaje es una práctica en general segura, pero que tiene algún riesgo. Que la mejor forma de minimizarlos es estar bien informados y cumplir la normativa. Ante cualquier reacción, hay que acudir al dermatólogo. También podemos resolver dudas y atender cualquier consulta que tengan las personas que estén pensando en hacerse uno.
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