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Terror contra Estados Unidos en Arabia Saudí"

Un grupo integrista se atrilbuye el atentado que causó la muerte de 19 soldados en una base militarJOSÉ MANUEL CALVO / AGENCIAS Washington / Riad

Estados Unidos y Arabia Saudí se comprometieron ayer a no cejar en la búsqueda y captura de los responsables del feroz atentado que el martes por la noche causó la muerte de 19 soldados y casi 400 heridos en una base militar norteamericana muy próxima a la ciudad oriental saudí de Dahran. Sin embargo, Washington y Riad admiten no tener la menor Idea de quién es el auténtico responsable de la colocación de 2.500 kilos de explosivos en un camión, bomba que destruyó la fachada de un barracón de ocho plantas y causó daños a otros edificios del complejo en que viven 3.000 militares con sus familias. Un grupo desconocido se atribuyó anoche con una llamada telefónica a un diario árabe en Londres la acción como represalia por la decapitación el mes pasado de cuatro ciudadanos saudíes en Riad. El atentado mereció la unánime condena internacional, incluida Siria.

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El Pentágono anunció que todos los muertos son norteamericanos. Los heridos, algunos en estado muy grave, son 109 norteamericanos, 149 saudíes, 118 bengalíes, cuatro egipcios, tres franceses y varios jordanos, indonesios y filipinos.Un miembro de la autodenominada y desconocida organización fundamentalista Legión del mártir Abdulá el Huzaifi comunicó ayer al diario árabe londinense Al Arab que este grupo era responsable del atentado y del que causó la muerte de siete militares, cinco norteamericanos y dos indios el pasado 13 de noviembre en Riad al explotar un coche bomba cerca de un edificio admnistrativo norteamericano en Riad. El Huzaifi. fue decapitado con otras tres personas como responsables del ataque. El comunicante exigió al Gobierno de Riada que expulsara del país a las tropas de EE UU y de otras naciones que ocupan "la sagrada tierra saudí".

En víspera de su viaje a la ciudad francesa de Lyón para asistir a la cumbre de los siete países más industrializados (G-7), Clinton reiteró que no habrá descanso hasta "encontrar a los responsables de esta barbaridad, perseguirles y castigarles". El presidente anunció que planteará a sus colegas del G-7 la necesidad de redoblar los esfuerzos internacionales en la lucha contra el terrorismo. Clinton anunció la inmediata presentación de 40 recomendaciones antiterroristas y expresó su confianza en obtener "resultados muy prácticos".

El presidente norteamericano aprovechó para hacer un llamamiento a los países que "comparten los valores de la tolerancia, la libertad y la seguridad", para luchar contra "los nuevos peligros: Estados corruptos como Irán e Irak, narcotraficantes que envenenan con drogas a nuestros hijos, mercaderes de armas de vanguardia o de destrucción de masas, terroristas que atacan no sólo en Arabia Saudí sino en el metro de Tokio, en las calles de Londres, en Tierra Santa o en el centro de América". CIinton no descartó la posibilidad de trasladarse a Arabia Saudí el fin de semana después de la cumbre de Lyón. Quien sí viajó hasta el lugar del suceso fue su secretario de Estado, Warren Christopher, quien manifestó anoche a su llegada a Dahran, procedente de El Cairo, que Washington mantendrá su misión militar en territorio saudí.

Arabia Saudí prometió también un "durísimo castigo" para los responsables y ofreció una recompensa de más de dos millones y medio de dólares a quienes den con los autores de la matanza.

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El camión bomba había sido aparcado fuera del complejo militar. La explosión abrió un cráter de más de tres metros de profundidad y casi ocho de anchura, destrozó la fachada de un edificio dormitorio de ocho pisos en el que se alojan los soldados de la base Rey Abdul Aziz, que sirve como cuartel general al ala 404 de las Fuerzas Aéreas de EE UU y que se encuentra en Jobar, a muy pocos kilómetros de Dahran. Las dos personas que estaban dentro del vehículo huyeron cuando una patrulla saudí que controlaba la seguridad en el exterior de la base dieron la alarma, pero la explosión llegó a los pocos momentos. Las instalaciones militares norteamericanas en Arabia Saudí habían sido objeto de diversas amenazas. Su misión es controlar el cumplimiento de las resoluciones de la ONU con respecto a la zona de no sobrevuelo del sur de Irak.

En la memoria de los ataques terroristas la comparación más evidente es la de Líbano. El 22 de octubre de 1983, un conductor suicida entró con un coche bomba en el cuartel general de los marines, en las afueras de Beirut. El resultado fue de 241 muertos. A los pocos meses, el entonces presidente Ronald Reagan puso fin a la misión de EE UU en Líbano.

El atentado del martes mereció la repulsa internacional, especialmente del mundo árabe. Siria y Sudán, dos países a los que Washington acusa de patrocinar el terrorismo, lo condenaron, al igual que la Autoridad Palestina. También lo hicieron, entre otros, Rusia. Francia, el Reino Unido, Alemania, España, Italia y Turquía.

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