La pócima mágica de De Sande

El producto recién inventado es un conservante de alimentos, se llama Conserver 21 y ha suscitado, según la revista Paris Match, "grandes maniobras planetarias en la industria y las finanzas". Su inventor, Alfonso de Sande Moreno, ciudadano español, y su principal financiador, Denis Allet, ciudadano francés, "serán al sector agroalimentario lo que Bill Gates, con Microsoft, es a la informática" afirma el estadounidense Charles Stein, otro inversor relacionado con el Conserver 21.Un multimillonario grupo malayo, el presidente de Zaire y una sobrina de Fidel Castro participan, de una forma u otra, en el supuestamente sensacional hallazgo científico.

El invento se ha beneficiado de una espléndida campaña de prensa en Francia: portada y ocho páginas en exclusiva en Paris Match y un reportaje estelar en la principal cadena de televisión. El diario Libération se unió el jueves al coro del Conserver 21, pero con una melodía discordante. Según Libération, tras la supuesta "pócima mágica" no hay más que un timo a gran escala.

¿Qué es el Conserver 21? Su propio creador explica que consiste en una mezcla de sales orgánicas, permanganato y sepiolita (la arena de los mingitorios para gatos), que absorbe el etileno, hormona madurante de los vegetales.

Alfonso de Sande Moreno, ingeniero agrónomo, dice haber dedicado los últimos 17 años de su vida a poner a punto un invento que "evitará el derroche de millones de toneladas de alimentos que se estropean antes de, ser distribuidos y permitirá alimentar a la población del Tercer Mundo". Según una prueba realizada por Paris Match, una bolsita de Conserver 21 basta para que los tomates, por ejemplo, se mantengan lozanos durante 40 días, en lugar de ocho, y los calabacines, 200 días en lugar de 20."

Los absorbentes de etileno limitan ciertos efectos de la maduración, pero no permiten aumentar la vida de los productos de forma considerable", afirma sin embargo Philippe Moras, del Centro Técnico Interprofesional de Frutas y Legumbres francés. Jean Ulrich, de la misma organización, señala a su vez que productos similares se utilizan desde hace años para la distribución de la uva, y que pueden encontrarse en cualquier supermercado. Por el momento, dicen ambos, el frío sigue siendo el mejor conservante. El Instituto Nacional de Investigación Agraria de Francia, que según Conserver Investment respalda la eficacia del producto, se declara ajeno al asunto.

Gran invento o estafa, el Conserver 21 es objeto de un lanzamiento por todo lo alto. Conserver Investment, la sociedad impulsora, tiene una sede central en Bruselas, una sucursal en la lujosa zona de la plaza de Charles de Gaulle parisiense (nadie contesta al teléfono en esa oficina), una filial holandesa para la distribución y una filial irlandesa para controlar la patente. El cerebro empresarial es Denis Allet, antiguo campeón francés de motociclismo, antiguo vendedor de coches, antiguo procesado por estafa y actualmente propietario de un lujoso yate.

El principal inversor es Ng Eng Leong, director ejecutivo de Mycom Berhad, "el más importante grupo privado malayo" según los folletos publicitarios de Conserver Investment. Otro inversor es el estadounidense Charles Stein, que se presenta como inventor del zumo de naranja envasado. Según ellos, el grupo malayo ha invertido 80 millones de francos (2.000 millones de pesetas) en el proyecto, y ya hay pedidos por más de mil millones de dólares para los próximos 10 años.

Conserver Investment asegura que Tania Castro, nieta de Fidel y funcionaria del Ministerio de Agricultura de Cuba, ha sido un ' a de las especialistas asombradas ante las cualidades del Conserver 21, al igual que los investigadores del Vulcany Center de Israel.También dice que el mismísimo dictador zaireño Mobutu Sese Seko acudió recientemente al yate de Denis Allet, atracado en Cannes, para expresarle en persona su entusiasmo por los resultados de las pruebas efectuadas con plátanos de Zaire. Alfonso de Sande Moreno, el. creador del milagroso producto, se muestra modesto y lamenta en Paris Match que su trabajo le impida ver a su familia tanto como quisiera. EL PAÍS intentó ayer localizarle, en Madrid y París, sin éxito.