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Jacques Santer retira el núcleo del Plan de Empleo antes incluso de presentarlo a los Quince

Nadie recuerda algo así en los anales de la Comisión Europea. Tras meses de insistir sobre la necesidad de un Pacto de Confianza para el Empleo, el presidente Jacques Santer abandonó ayer el núcleo de su proyecto, al menos hasta nueva ocasión. De los 2,4 billones de pesetas del presupuesto comunitario que pretendía reasignar para crear empleos, sólo salvó 194.000 millones de pesetas para financiar las grandes redes de transporte. Cuando el presidente de la Comisión ya había plegado velas, los líderes, algunos con ironía, aplaudieron su filosofía.

El titular de la Comisión planteó el Consejo Europeo de Florencia, públicamente, y en reiteradas ocasiones, como "la cumbre del empleo", al igual que Madrid fue la de la moneda única. Su estrategia declarada era obtener el apoyo de los jefes de Estado y de Gobierno en el combate que venía librando contra los ministros de Economía y Finanzas. Estos recelaban de cualquier modificación del presupuesto y se oponían destinar el dinero de él sobrante para crear puestos de trabajo en vez de contribuir a enjugar los déficit nacionales. Decía que quería puentear a los ecofines. Pero ayer no se atrevió a cruzar el puente. "Ha sido una retirada", reconoció el comisario de Asuntos Monetarios, Yvez-Thibault de Silguy. Santer inauguró las tres horas de debate sobre economía y empleo renunciando a su pretensión de reorganizar, para reasignarlas hacia la mayor creación de empleo, las dos grandes partidas en que basaba su propuesta: 5,5 millones de ecus (880.000 millones de pesetas) procedentes de aplicar el deflactor del consumo privado -que compensa la erosión de la inflación- a las subvenciones estructurales, y 8.000 millones de ecus (1,28 billones de pe setas) sacados de la reprogramación de las ayudas a las regiones industriales europeas en declive.

Es decir, los 2,16 billones de pesetas se volatilizaron por ensalmo. El presidente de la Comisión argumentó que en su reciente gira de capitales su proyecto había encontrado muy mala acogida, justificó De Silguy. Justamente lo contrario de lo que había relatado a la prensa. El ministro de Economía de un pequeño país centroeuropeo comentó a este diario irónicamente, pidiendo el anonimato: "Ni siquiera nos habíamos percatado de que esas cifras figurasen en el plan". "Todas las intervenciones han sido halagüeñas y elogiosas para la iniciativa de Santer", completó el vice-presidente económico español, Rodrigo Rato, sin reprimirse la sonrisa. "No, no es que el plan esté muerto", dijo contestando a una pregunta, "es que está tan vivo que incluso ha modificado buena parte de sus conclusiones", añadió con mordaz ironía.

Todos los líderes siguieron al canciller Helmut Kohl cuando éste remató el funeral asegurando que "las políticas de empleo son y deben ser nacionales" y que "la austeridad en los presupuestos nacionales y en el comunitario" constituyen la primera prioridad económica.

La crueldad del entierro del non-nato y la gravedad del naufragio para las expectativas depositadas en el ambicioso plan apenas se compensan por lo que de él se ha salvado, o mejor, se puede aún salvar hoy en las conclusiones definitivas: 1.200 millones de ecus (192.000 millones de pesetas) para coadyuvar a la financiaciación de grandes redes. transeuropeas, investigación y desarrollo y apoyo a las pequeñas y medianas empresas.Resistencia numantina

Pero ni siquiera ese dinero saldrá de donde se había proyectado, el presunto sobrante, en los tres próximos años, de la partida o línea agrícola del presupuesto. La carga de financiar el sector bovino, de contribuir a la resolución del problema de las vacas locas y la numantina resistencia de Francia a cualquier operación que suponga rozar la Política Agrícola Común, han frustrado ese intento. Saldrán del capítulo tercero, las políticas internas comunitarias, sin mayor concreción. Además, el Consejo Europeo se cuidó de dejar claro que la aprobación o denegación de esta medida correrá a cargo del Ecofin, el Consejo de ministros de Economía y Hacienda.

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Como consuelo o como última paradoja de la jornada, la patronal europea UNICE y la Confederación Europea de Sindicatos hicieron llegar a Santer y a la cumbre su compromiso de que emprenderán negociaciones a nivel comunitario para concretar una concertación social de nuevo tipo.

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