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Cinismo político

En vez de interrogarse sobre la responsabilidad de los Gobiernos de Thatcher y Major en el desarrollo de la epidemia en Gran Bretaña y fuera del país (por medio de la exportación a bajo precio de piensos contaminantes elaborados en el Reino Unido, pero prohibidos para el consumo interno desde 1988), los siervos de su majestad han sido instigados a rebelarse contra los socios europeos de Londres que osan rechazar el consumo de ternera británica. La jugarreta es perfecta, se escamotea un problema de salud pública en beneficio de la defensa del honor nacional. ( ... ) Si hay un reproche que podría habérsele hecho a los afamados tecnócratas de Bruselas es no haber estado suficientemente vigilantes, especialmente en 1988, cuando Londres prohibió a los ganaderos británicos el uso de piensos animales, autorizando, sin embargo, su exportación, y en 1994, cuando nadie quiso tomar en serio a los alemanes, que pedían un embargo general sobre el bovino del Reino Unido. El primer reproche debería dirigirse igualmente al Gobierno francés de la época, pues necesitó más de un año para inquietarse por el peligro que representaban los piensos británicos. (...) Éstos no son sino pecados veniales comparados con el comportamiento de los ingleses. ( ... ) La salud pública es incompatible con la primacía del interés económico y no puede ser motivo de medias tintas en forma de compromisos políticos.

13 de junio

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