Domínguez acusa al juez Garzón de forzarle a declarar tras descubrir sus cuentas en Suiza
El ex policía Míchel Domínguez, condenado a 108 años de cárcel por el caso GAL, acusó ayer al juez Baltasar Garzón de haber utilizado información extrasumarial para presionarle con meterle en la cárcel, así como a su mujer, a fin de conseguir su confesión sobre los hechos que rodearon el secuestro de Segundo Marey en 1983.Los abogados presentes en la declaración de Domínguez ante el juez del Tribunal Supremo Eduardo Móner facilitaron versiones contradictorias del testimonio, prestado por el ex agente, aunque todos, con excepción de Manuel Murillo y José María Stampa, confirmaron las imputaciones que hizo contra el magistrado de la Audiencia Nacional.
En síntesis, Domínguez explicó que Garzón tenía una doble información extraprocesal: la que él mismo le facilitó en su entrevista de abril de 1993 en la Audiencia Nacional y la que el juez pudo adquirir, ya como diputado por el PSOE, durante su estancia en el Ministerio del Interior. En este departamento sería donde Garzón averiguó las cuentas bancarias de Domínguez en Suiza.
Sobre el contenido de aquella polémica entrevista de 1993, Manrique dijo que su cliente ratificó a Garzón, de forma genérica, los nombres de los implicados en la trama de los GAL. "El instructor le iba preguntando nombres y él iba asintiendo con la cabeza y afirmando hasta las siete de la tarde, en que salimos de su despacho".
Pablo Jiménez de Parga, defensor del ex ministro José Barrionuevo, facilitó esta versión: Domínguez acudió ante Garzón en busca de una fórmula que le permitiera salir de la cárcel. El juez le respondió que para ello necesitaba saber qué era lo que estaba dispuesto a declarar y a qué personas iba a involucrar. "Luego, le anuncia que se dispone a entrar en política y le sugiere que esté tranquilo, que aguante, que no declare nada y que, si algún día decide hablar, se lo diga a él diez minutos antes". Según este letrado, Domínguez declaró ayer que Garzón le había dicho que desde el cargo político que iba a asumir "le podría ayudar más que desde el juzgado".
Jiménez de Parga agregó que para él ha quedado claro que Garzón "retuvo indebidamente" durante meses el caso Marey. Según explicó, remitiéndose siempre al testimonio de Domínguez, cuando éste y el también ex policía José Amedo prestaron sus primeras declaraciones como arrepentidos, en diciembre de 1994, Garzón les dijo que era, necesario "hacer una explosión controlada" del caso porque en el momento en que involucrase a Barrionuevo la causa pasaría al Tribunal Supremo, cosa que ocurrió siete meses después.
"En esas reuniones de carácter extraprocesal, según Domínguez, se prepararon las declaraciones que posteriomente se fueron realizando en la causa. Es decir, que estos testimonios fueron previamente preparados con el instructor", razonó De Parga. Domínguez precisó que Garzón le habría planteado: "O estás conmigo o estás contra mí".
Tras su periplo como diputado socialista, Garzón regresó al juzgado en mayo de 1994 -había sido elegido parlamentario en junio de 1993- y en octubre reabrió los casos Marey y Monbar.
Lo que más preocupó a Domínguez fue que Garzón oficiase una comisión rogatoria a Ginebra, (Suiza), a la atencion del juez Paul Perraudin, en la que preguntaba. por posibles cuentas a nombre de Amedo y Domínguez. Éste "dedujo automáticamente" que Garzón tenía "certeza total y absoluta" sobre sus cuentas secretas.
Sería entonces cuando, según Manrique, el juez hizo ver a Domínguez que, "si no tomaba otro tipo de actitud, tanto él como su esposa se verían en la cárcel; él, por distintos delitos, y ella, por tener una cuenta en Suiza con cantidades importantísimas". Eso fue lo que le llevó a hacer sus declaraciones como arrepentido.
Al margen de estas acusaciones contra el magistrado de la Audiencia, el abogado insistió en que "todo lo que Domínguez tiene declarado en este sumario es absolutamente cierto".
Este diario intentó ayer en vano que Garzón se pronunciase sobre lo dicho por Domínguez.
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