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Reportaje:

La insulina fue descubierta hace 75 años

Lucha por imitar el ciclo natural de la hormona de la diabetes y difundirla mejor en el organismo

La diabetes hoy no se cura, afecta ya a más de 120 millones de personas en el mundo y obliga a quienes la sufren a mantener un estricto control de su organismo. De ellos, el 10% se ve obligado a inyectarse diariamente insulina.Setenta y cinco años después de que fuera descubierta esta hormona clave del trastorno, los laboratorios farmacológicos han logrado nuevas fórmulas con las que creen que el paciente podrá imitar mejor que hasta ahora el ciclo natural de metabolismo destruido por la enfermedad, vivir mejor día a día y combatir los trastornos asociados.

Frente a las insulinas humanas cristalinas, producidas por ingeniería genética desde los años ochenta para sustituir a los productos de origen animal, un grupo de investigadores de Dinamarca, de la empresa Novo Nordisk, ha presentado una solución radicalmente diferente: un análogo de insulina grasa que se libera en la sangre a través de la albúmina y logra una acción prolongada. La otra gran multinacional de la insulina, Elil Lilly, acaba de obtener los permisos para comercializar ya en muchos países otro análogo, aún cristalino, pero de efecto rápido.

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Mecanismo natural

El objetivo es el mismo, lograr acercarse al máximo al mecanismo natural del organismo, aun a sabiendas de que no se sabe cómo copiarlo, mejorando el control de dosificación de la insulina inyectada.La insulina, hormona imprescindible para el metabolismo de la glucosa que alimenta a las células, se produce en las células beta de los islotes de Langerhans (en el páncreas). El organismo, mediante un control constante del nivel sanguíneo de azúcares, libera insulina en la sangre cuando le hace falta o cuando prevé que le va a hacer falta, e interrumpe su producción al desaparecer la necesidad.

Desde hace tres cuartos de siglo los diabéticos de tipo I insulinodependientes, patología que surge antes de los 40 años y que en España afecta a, unas 80.000 personas, tienen que medirse artificialmente el nivel de glucosa, inyectarse insulina por vía subcutánea y, en gran medida, ajustar su actividad a este ciclo tan artificial.

Un error o un descuido, y el nivel de azúcar sube por encima de los niveles tolerables, o lo contrario, una acción excesiva de la insulina acaba con los azúcares y produce la peligrosa y temida hipoglucemia. La diabetes tipo Il no destruye las células pancreáticas, pero éstas producen insulina insuficiente y, sobre todo, ésta no se absorbe correctamente en los tejidos.

"Necesitamos una insulina que se absorba mucho más despacio, especialmente durante la noche", explicó en Copenhague Jan Markussen, investigador principal del equipo que ha descubierto y desarrollado este compuesto, en el congreso sobre Controversias actuales en la terapia con insulina, organizado en la capital danesa por Novo Nordisk.

"Este análogo de insulina de acción prolongada está basado en un principio nuevo: la modificación de la insulina para enlazarla a un ácido graso", dijo. De este modo, la hormona se une a la albúmina del organismo, en un enlace dinámico que la transporta por el cuerpo garantizando una lenta absorción. Este método de transporte es habitual para muchos compuestos naturales del organismo y para medicamentos, pero jamás se había ensayado antes en insulina.

Por ahora se ha probado el nuevo análogo de insulina en cerdos y en conejos y, afirma Markussen, no han encontrado ningún efecto adverso, ni toxicológico ni inumológico.

"Estamos muy cerca de empezar las pruebas en humanos", dice el experto danés que lleva más de diez años buscando una salida alternativa al problema del transporte de la hormona en el cuerpo.

"Con la nueva insulina grasa", dice, "el paciente podrá controlar mejor la dosificación. Las pruebas muestran que hay menos variación diaria en la velocidad a la que esta insulina, NN-304, desaparece desde el punto de vista de la inyección que en los preparados existentes de acción retardada. Éstos son factores vitales para asegurar un control óptimo de la diabetes y de niveles de azúcar, lo que significa para el paciente reducir el riesgo de las típicas complicaciones de la diabetes como la ceguera o el fallo renal". Artículos científicos y la flamante patente para Novo Nordisk apuntan ahora hacia varios años de estudios en personas para verificar tantas expectativas.

Por su parte, el competidor Eli Lilly acaba de obtener los permisos en la UE para comercializar ya su Lispro, también un análogo de insulina, en cristales como la tradicional, pero de efecto muy rápido, hasta el punto de que los pacientes pueden inyectarse inmediatamente antes de comer, o incluso se cree que durante la comida, en lugar de casi una hora antes. "Esta insulina simula mucho mejor que las actuales el perfil fisiológico, y en los ensayos, en más de 3.000 personas se ha constatado que producen menos hipoglucemias graves y nocturnas", afirma Jesús Hernández, director médico de Lilly España.

Para lograr este análoso, la estrategia bioquímica ha sido invertir el orden de dos aminoácidos en la secuencia de la hormona, lo que modifica las reacciones de asociación y` agregación de las moléculas. "En perspectiva, no todavía en etapa clínica, están insulinas lispro de acción prolongada", dice Hernández.

Ciclo artificioso

No es la imitación exacta de la insulina humana -lograda desde hace años por ingeniería genética al introducir el gen responsable de la hormona del hombre en una levadura de pan (Novo Nordisk) o en una bacteria (E. coli), en las fábricas de Lilly) para que estos microorganismos la produzcan- tan esencial como parecía.Los investigadores coinciden en destacar que el problema es la artificiosidad del ciclo inducido desde fuera del organismo.

En un cuerpo sano, el nivel de insulina se dispara ante la presencia de glucosa y se reduce drásticamente cuando no hace más falta. Un extenso estudio realizado por Estados Unidos durante años ha demostrado que la realización de un control minucioso y de un ajuste fino a las necesidades de insulina del diabético mejora su condición de vida y retrasa las lesiones que a la larga aparecen (ceguera, fracaso renal y complicaciones circulatorias que pueden acabar en amputaciones de miembros).

A cambio de tantas ventajas, el paciente se ve obligado a una mayor dependencia de pinchazos para controlar el nivel de glucosa y para inyectarse insulina.

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